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Localizan una pintura del Maestro de Perea que culmina su retablo dedicado a Lázaro

El exconservador del Bellas Artes, José Gómez Frechina, incorpora una pieza a la obra «San Lázaro, santa Magdalena y santa Marta», perteneciente al renacimiento valenciano - La obra «Las tres Marías en el sepulcro» fue subastada en Alemania

Localizan una pintura del Maestro de Perea que culmina su retablo dedicado a Lázaro

Hace siglos que el nombre de Maestro de Perea está asociado al misterio, lo que ha llevado a decenas de investigadores a rastrear su obra, su origen e incluso su verdadero nombre. Pues, Maestro de Perea es en realidad una identidad imaginada, ya que en sus obras no se ha hallado firma alguna. Este artista, que trabajó entre 1490 y 1510 en València, tomó este nombre del apellido de Pedro de Perea, trinchante del rey Católico, para quien su viuda, Violante de Santa Pau, mandó hacer a este artífice en 1491 un retablo con sus armas destinado a la capilla de la Epifanía del convento de Santo Domingo de València (Museo de Bellas Artes).

A partir de esta obra se le atribuyeron otras, como La Visitación, ubicada en el Museo del Prado, o la tabla de San Lázaro, santa Magdalena y santa Marta, expuesta en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, y que se considera incompleta. Sin embargo, el exconservador del Museo de Bellas Artes de València, José Gómez Frechina, ha hallado una de las piezas que se ubicarían en el banco de la tabla. Se trata de una pintura inédita, Las Marías en el sepulcro (tabla, 41,5 x 32 cm). La obra pertenecía a una colección particular y se subastó en 2018 en Munich (Alemania) con un precio de salida que rondaba entre 15.000 a los 20.000 euros.

La pieza se encuentra en muy buenas condiciones. La composición divide la obra en dos partes: A la derecha, el sarcófago de piedra de Cristo, que se muestra en color rojo, con la tapa puesta sobre él, sobre el que se encuentran dos ángeles vestidos con álbumes blancos, uno de los cuales sostiene un largo rótulo con inscripción gótica. A la izquierda, con un manto rojo, está María Magdalena, con un recipiente de ungüento en la mano derecha, la mano izquierda levantada en saludo, seguida de otras tres mujeres que, a diferencia de la joven Magdalena, son representadas como casadas, con la cabeza cubierta. María, la madre de Jesús, está destacada. Detrás de ella, en la parte superior del cuadro, un paisaje montañoso en perspectiva aérea azul-verde con un pico gemelo en el lado izquierdo, sobre el que se alzan dos torres conectadas por un puente, delante de las cuales se encuentran edificios y torres redondas, así como ovejas en un pasto. Más a la derecha, en el centro del cuadro, el Monte Gólgota con las tres cruces, reproducido como una fina pintura de fondo. La inscripción en letras góticas repite en latín las palabras del ángel de la tumba vacía, que significan «El cuerpo de Cristo ya no está aquí».

Ciclo narrativo

Aunque no es la primera vez que el exconservador del Bellas Artes incorpora una pieza a la tabla del Maestro de Perea. En 2001, Frechina identificó La Resurrección de Lázaro (43 x 32 cm) en una colección particular. Era la tercera pieza que se asociaba a la tabla renacentista. «El historiador americano Post en 1947 asoció dos pinturas a la mano del Maestro de Perea: María Magdalena lavando los pies de Cristo (Yale University Art Gallery 44,8 x 37 cm) y la Última Comunión de María Magdalena (Princenton University Art Museum 43,5 x 32 cm). Leandro de Saralegui consideró estas dos pinturas como parte del retablo de María Magdalena, Lázaro y Marta, explica Frechina, ya que con la incorporación de la pieza de La resurrección de Lázaro en 2001 y la de Las Marías en el sepulcro en la actualidad, se completa el ciclo narrativo del banco del retablo. «Saralegui propuso que quizá formase parte de la capilla dedicada a María Magdalena en la cartuja de Valdecristo, pero es algo que no se ha podido documentar por el momento», añade Frechina.

El Maestro de Perea creó San Lázaro con sus hermanas Marta y María entre el 1501 y 1525 en València. En la pieza aparecen San Lázaro con sus hermanas Marta y María. El santo, en medio, lleva atuendo de caballero, con túnica de brocado verde y oro. El suelo de la pintura recrea azulejos valencianos. La pieza forma parte de la colección de Lázaro Galdiano desde principios de siglo XX.

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