Con la desescalada del confinamiento a punto de iniciarse, la «nueva normalidad» puede llegar acompañada de opciones de entretenimiento de otro tiempo. Opciones rescatadas ahora por su inesperada idoneidad en un verano que se regirá por las normas de seguridad sanitarias impuestas por el Gobierno para detener la propagación del coronavirus. Y el autocine y las sesiones de cine al aire libre son dos de las alternativas de ocio que pueden adquirir un papel protagonista en las próximas semanas.

Las cifras no engañan. Osuna Producciones, dedicada a la organización de pases de películas al aire libre, ha iniciado ya su campaña para este verano. Según explicaron, alrededor de 80 ayuntamientos valencianos han contactado en estos primeros días para pedir presupuesto. «Están a la espera de que se conozcan las normas que regirán estos eventos para ir cerrando citas», explicaron a este periódico desde la empresa. Hasta que se informe de las reglas, la empresa está ofreciendo unos protocolos similares a los que se exigen en encuentros: metro y medio de distancia entre espectadores, reparto de mascarillas e incluso un túnel de ozono que desinfecta a los espectadores antes de entrar al recinto.

Tres autocines en la Comunitat

El autocine representa otro plan genuinamente veraniego que podría aflorar este 2020 por su adaptabilidad a las normas pandémicas. La Comunitat Valenciana cuenta con tres autocines (en València, Mutxamel y Dénia). En el Autocine Star de la capital, según explicó su encargado Luis Notario, contaban con poder volver a abrir sus puertas a partir de la fase 2 de desescalada, el próximo 25 de mayo; otros prevén abrir antes.

Sobre los recintos pesarán las limitaciones que rigen otros servicios: tan solo podrán abrir con el 50 % del aforo. En el caso del autocine de la capital, con 175 de los 350 coches para los que cuenta con capacidad. Y es que, de momento, no se ha realizado una reglamentación específica para estos establecimientos, a pesar de que por sí mismos ofrecen las condiciones de seguridad sanitaria que se exigen en el estado de alarma. Sin embargo, Notario se mostraba pesimista —«realista», decía él— respecto a la posibilidad de que en su caso levanten la mano.