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Un nuevo "juicio final" para el Renacimiento valenciano

Un investigador valenciano identifica una importante tabla del Maestro de Borbotó que formó parte de un retablo sin localizar

Un nuevo "juicio final" para el Renacimiento valenciano

Los coleccionistas privados son guardianes de tesoros artísticos capaces de descifrar algunos de los periodos más inspiradores de la historia del arte de la Comunitat Valenciana. El exconservador del Museo de Bellas Artes de València, José Gómez Frechina, acaba de identificar en una colección particular uno de estos tesoros que refleja los ideales y las técnicas propias del Renacimiento valenciano. Se trata de la obra Juicio de almas con San Miguel Arcángel, que en su origen fue la predela de un retablo del Juicio Final. La autoría es del Maestro de Borbotó -pintor activo en València en las primeras décadas del siglo XVI- «que la crítica identifica con el pintor de retablos Martí Cabanes (documentado entre 1514-1530). La historiografía bautizó a principios del siglo XX a un pintor anónimo como Maestro de Borbotó a partir de las pinturas del retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa Ana en la población valenciana de Borbotó», explica Gómez Frechina. Según el conservador valenciano, «los retablos del Juicio Final con San Miguel Arcángel -en ocasiones con la particularidad iconográfica de la Misa de San Gregorio- proliferaron en tierras valencianas y cubren un espacio temporal entre 1480 y el último tercio del siglo XVI. Se crearon numerosas cofradías y hermandades en València con el objeto expreso de velar por el auxilio de las ánimas del purgatorio. Precisamente con esta devoción e intercesión por las almas benditas del Purgatorio se dedicaron en las iglesias capillas para acoger los retablos del Juicio Final.

Muchos de estos conjuntos se perdieron durante la Guerra Civil y de algunos de ellos se conservan fotografías antiguas. «Estos retablos del Juicio Final son un testimonio y reflejo de primer orden de la mentalidad de la sociedad valenciana de la época, en la que estaban todavía presentes los sermones del predicador dominico San Vicente Ferrer (València, 1350 - Vannes, 1419) con sus citas al Juicio Final», señala el valenciano.

Los temores de la época

La fisionomía de la tabla deja entrever algunos de los valores y temores de la época gracias a su iconografía. «En el centro, ocupando una posición jerárquica se encuentra San Miguel Arcángel con una lanza rematada en cruz no desempeñando la habitual psicostasia o pesaje de almas, si no como jefe de las milicias celestes y como juez en el juicio particular de las almas, observando a dos réprobos arrastrados por demonios hacia el infierno representado con llamas en el extremo derecho (punto de vista del observador)».

«El santo arcángel -descalzo, imberbe, con vigor juvenil y larga cabellera- viste una larga túnica blanca ceñida al pecho por un amplio pañuelo de tela y un manto rojo con plegados curvilíneos. El porte solemne del Arcángel se acentúa con las dos alas desplegadas a su espalda y la doble aureola dorada sobre su cabeza. Un alma arrodillada -vestida con túnica blanca simbolizando su estado de gracia acompañada por su Ángel de la Guarda- junta sus manos en plegaria ante San Miguel Arcángel. Las almas bienaventuradas -a izquierda (punto de vista del observador)- acompañadas por un ángel psicopompo inician su camino a la Ciudad Celeste para disfrutar de la gloria eterna. En el otro extremo reina lo fantástico y visionario con presencia de demonios de naturaleza monstruosa con siniestras alas y cuernos, serpientes, llamas y un inquietante humo negro», detalla Gómez Frechina.

Según el conservador, «no pasa desapercibida en esta predela la mano izquierda en escorzo del Santo Arcángel que remite en última estancia a la invención leonardesca en la Virgen de las rocas (Musée du Louvre) que el pintor tuvo que conocer a través de Yáñez de la Almedina. Cabe señalar las concomitancias de estilo con otras dos obras del Maestro de Borbotó: el Retablo de las animas con San Miguel Arcángel de la iglesia de Borbotó y con el Retablo del Juicio Final y la Virgen del Rosario con el caballero de Colonia del Oratorio de la Torreta de Canals.

La aparición de esta pintura del Juicio de almas con San Miguel Arcángel que deja constancia del culto por las almas del purgatorio y de las creencias y temores en el ámbito de lo ultraterrenal de la sociedad valenciana de principios del siglo XVI. «Estaba acechada por plagas, hambrunas y la guerra de las Germanías (1519-1523), que supuso la incorporación más importante de los últimos años al corpus pictórico del Maestro de Borbotó junto a un San Miguel Arcángel con dos almas en una balanza derrotando al demonio». Esta última obra de la que habla Gómez Frechina se subastó en enero de 2019 en Sotheby's con atribución del propio exconservador del Museo de Bellas Artes según recogía el catálogo de venta. Este San Miguel subastado entre 40.000 y 60.000 dolares quedó invendido y por su estado de conservación y tamaño (132,1 x 95.3 cm).

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