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Entrevista

Reyes Monforte: "Auschwitz se cerró pero todo aquello que lo provocó sigue en nuestro tejido social"

En Postales del este, la autora escribe sobre hechos reales porque, dice, «la realidad siempre supera a la ficción». - «Es una historia sobre el poder liberador, curativo y sanador de las palabras», afirma Reyes Monforte

Reyes Monforte: "Auschwitz se cerró pero todo aquello que lo provocó sigue en nuestro tejido social"

Reyes Monforte está «entusiasmada» por la respuesta de los lectores a Postales del este, su último libro. La pasión con la que habla de la novela, basada en hechos reales ocurridos en el campo de concentración de Auschwitz, es contagiosa. Su historia, defiende, es un relato sobre «el poder liberador de las palabras».

P En «Un burka por amor» mostró el Afganistán de los talibanes, en «La infiel» el integrismo islámico y en «Postales del este», el horror de Auschwitz... Le gusta abordar temas potentes.

R Y en Una pasión rusa al gulag soviético y en La rosa escondida a la guerra de Bosnia. Soy una periodista que escribe y me gusta basarme en hechos reales porque la realidad siempre supera a la ficción. No tenía pensado escribir ninguna novela sobre el holocausto y mira que toda mi vida me he sentido muy atraída por este tema. La última vez que fui al campo de Auschwitz, donde he ido por lo menos una docena de veces, me encontré con una fotografía colgada en un panel de mandos donde aparecían un centenar de miembros de las SS y solo había una mujer. Me acerqué y vi que ponía Maria Mandel. Me llamó mucho la atención. Cuando empecé a documentarme y tirar del hilo por interés, y sin pensar en escribir nada, descubrí que esta chica que no llegaba a los 30 años cuando se convirtió en jefa de campo de Auschwitz, la llamaban la bestia por lo cruel y sanguinaria que era. El propio Josef Mengele alucinaba cuando la veía porque hacia de todo con los prisioneros. Sorprendía ver a una mujer tan guapa y con una expresión dulce y risueña con tanta maldad dentro. En este mismo viaje me contaron la historia de Ella. Yo no sabia que los prisioneros en Auschwitz, creyendo que los nazis iban a borrar todas sus huellas, decidieron dejar cartas escritas enterradas en la tierra esperando que, en algún momento, el mundo descubriera qué sucedió allí. Lo del poder de las palabras me dio tanto que pensar... Lo uní todo y me lancé.

P Tras desnudarte en «La memoria de la lavanda», ¿necesitabas abstraerte con una historia así?

R No creo que necesitar sea la palabra. Yo siempre escribo las historias porque me llaman la atención y me apasionan. Ha sido un giro pero estoy feliz con haber escrito y conocido esta historia. También por cómo está funcionando.

P En la novela sorprende el papel de las mujeres empoderadas en la maldad.

R Es que estamos acostumbrados a verlas en el papel de víctimas, de novias, de amantes y por eso me llamó tanto la atención la fotografía de esta mujer y el saber el poder que tuvo. Mandel estaba solo por debajo del comandante Rudolf Höss.

P Usted ahonda en una cara del holocausto desconocida.

R Eso he intentado.Mandel no tenía ningún tipo de sensibilidad con las prisioneras ni con los judios y ella fue la responsable de medio millón de asesinatos en Auschwitz. Estaba obsesionada con matar a mujeres y niños; ahogaba a los niños en cubos de agua, los cogía y lanzaba contra las paredes de los barracones, a las embarazadas les lanzaba los perros para que las destrozaran y lo cronometraba... toda esa información se la pasaba a Mengele que además de amigo era su amante y sorprende que, esa misma mujer, se emocionaba escuchando Madama Butterfly o a Schubert, Wagner o Mozart. Ella creó la orquesta de mujeres de Auschwitz, que fue la primera y única orquesta de mujeres que existió en los campos de concentración. Parece un personaje de ficción pero en Postales del este he novelado pero no he inventado nada, todo lo que se cuenta sucedió de verdad y todos los personajes aparecen con nombre y apellidos.

P Juega constantemente con el bien y el mal, la víctima y el verdugo.

R Me gusta contraponer y mostrar las caras de todo ser humano. En la novela está esa dualidad. Mandel matando a golpes a una prisionera y llorando al escuchar a Puccini. Esa contradicción está en todos los personajes.

P Es curioso cómo engancha el terror.

R El otro día Irene Villa, que de horror sabe un rato, me decía que no podía dejar de leer porque estaba enganchada al terror, pero que está contado de tal manera que no te obliga a cerrar el libro y pensar que no puedes con ello.

P Porque es una novela superlativa tan dura como bella.

R Sí, también por las palabras. A mí me gusta remarcar que es una historia sobre el poder liberador, curativo y sanador de las palabras. Las palabras son casi un protagonista más de la novela. Palabras que la propia Ella, a modo de supervivencia, va escribiendo en los equipajes de los deportados porque ella no puede salvar sus vidas pero al menos intenta que los nazis no maten su memoria, su identidad y su nombre.

P ¿Qué buscaba con esta novela?

R Casi todos los supervivientes de Auschwitz lo único que pedían a sus amigos y familiares es que no dejáramos de contar lo que había sucedido porque los jóvenes son muy dados al olvido y suelen creerse inmunes a la historia y piensan que nunca les va a pasar a ellos y un día te pasa como les pasó a los jóvenes judios en 1940. Como la frase de Primo Levi 'Ocurrió y en consecuencia puede volver a ocurrir' en cualquier momento y en cualquier lugar. Auschwitz se cerró pero todo aquello que lo provocó como el odio, la intransigencia al intolerancia, el racismo.. eso sigue en nuestro tejido social porque es parte de la condición humana. Siempre he pensado que la historia nos va mandando postales para que nos demos cuenta de ciertas señales.

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