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Entrevista

Nía Correia: "Me planteé dejar la música pero 'El Rey León' lo cambió todo"

«Mi mayor virtud es a la vez mi mayor defecto: soy excesivamente exigente conmigo misma, asegura la ganadora de OT

La cantante canaria durante una de sus actuaciones en OT.

¿Cómo está la ganadora de «Operación Triunfo 2020»?

Estoy flipando, estoy cansada, estoy contenta, estoy reventada... Estoy feliz [carcajadas].

Pues dicen de usted que es una trabajadora incansable.

Es que yo no entiendo hacer las cosas de otra manera que no sea dándolo todo.

Tengo entendido que esa es una de las cualidades que el jurado del concurso siempre destacó sobre usted en las valoraciones: su capacidad de trabajo.

Mi mayor virtud es a la vez mi mayor defecto: soy excesivamente exigente conmigo misma. Y eso lo he mantenido cada día en la Academia de OT haciendo las cosas bien, como me nacen, pasito a pasito. Mi objetivo era que no me nominaran y para eso había que trabajar mucho y aprender escuchando las recomendaciones y hacer así las cosas lo mejor posible. Y bueno, al final parece que el esfuerzo y el trabajo sí tienen sus frutos. Al menos en mi caso ha sido así. Yo me fui de Canarias porque quería dedicarme a la música y la única manera de conseguir algo es currándotelo pero, a la vez, siendo feliz.

Esa es otra porque resulta que detrás de esa fachada de chica seria que se ha visto en la televisión hay una persona muy divertida que adora una risa y una buena fiesta.

'Pepa fiestas' me dicen mis amistades [risas]. Imagine. ¡Ay! Estoy loca con poder beberme una cerveza tranquilita en una terraza para asimilar todo esto que me ha pasado, pero primero quiero descansar.

¿Asimilar, por ejemplo, ser ganadora de la edición más atípica del concurso en sus once ediciones?

Esta edición ya empezó loca porque de entrada todos los concursantes decidimos tatuarnos una letra distinta en alguna parte del cuerpo.

¿Por qué?

Porque uno lo propuso, no recuerdo quién, y como el resto no estamos bien del todo de la cabeza pues lo hicimos [risas].

Y luego la pandemia.

Y de repente, además. Cuando nos dijeron que Operación Triunfo se cancelaba el shock fue enorme. Recuerdo que pensé: bueno, hasta aquí llega la experiencia. Me vino a la cabeza la idea de que para una vez que me presentaba a un concurso van y lo cancelan. Todo iba sobre ruedas, todo iba muy bien, el ambiente de trabajo era fabuloso. Y de repente, pum...

'Pum' imagino que sentiría cuando dejó la Academia, en Terrasa, con dirección al aeropuerto.

Es que yo me encontraba encerrada en un lugar, rodeada de música y baile, donde la vida era estupenda, y cuando salgo descubro que el mundo es otro. Ver las calles vacías, la gente con mascarillas, los controles del aeropuerto, las distancias de seguridad? Flipante. Lo viví como una película. Aluciné.

¿Y cuando llegó a Gran Canaria?

Yo no pude salir ni un día en Las Palmas de Gran Canaria durante semanas. Como todos, claro, pero yo venía del concurso. El día que pude salir a hacer una compra al Mercadona era la mujer más feliz del mundo, conduciendo mi coche... No sabía qué ponerme para hacer la compra [carcajadas].

Claro. Usted ya era Nía, concursante de «Operación Triunfo».

¡Qué va! Nosotros creíamos que no íbamos a volver al concurso. Lo de vestirme no era solo por verme guapa sino porque no sabías qué hacer o qué no hacer...

Salir del concurso les permitió a todos los participantes saber qué opinión había de cada uno de ustedes entre los fans.

Por eso yo en el tramo final del programa, cuando me quedé con Flavio esperando el voto del público pensaba que ganaba él porque cuando regresamos a las casas durante la cuarentena yo había visto que tenía muchos más seguidores y fans que yo.

Pues a usted en twitter la bautizaron como la Beyoncé española.

Es que la gente tiene unas ocurrencias [risas].

Pero no nos lo hemos inventado ni yo ni usted.

No, no. Pero lo de Beyoncé son palabras mayores. No sé si tiene algo que ver con que manejo muchos estilos y además bailo...

Y su piel y que puede que no haya en España artistas de ese tipo, tan 'americanas' podríamos decir.

¿Será por eso? Quizá sí porque yo no me echado para atrás ante ningún estilo: he bailado, he cantado baladas, he interpretado en inglés y defendido temas dance y también de salsa. La gente de todas formas es muy fuerte con esas cosas en las redes...

¿Tendrá algo que ver que usted se lleve formando musicalmente desde que tiene nueve años?

Por mi abuela [risas].

Ella dice que a usted, desde que era chica, ya le gustaba mucho un artisteo.

Y a ella más, muchacho [carcajadas] Yo estaba todo el día cantando y fue mi abuela quien me metió en todas las academias de Gran Canaria. ¡Presumía más de mí...!

¿Ha logrado usted con su triunfo alcanzar su sueño?

Pues sí. Y mire, cantar fue siempre mi vida pero con 16 años o así me cansé y pensé dejarlo. Fue cuando estudié Educación Física y estuve de animadora viajando por el mundo. Entonces, alguien me habló de una página y vi el casting del musical de El Rey León. Ahí empezó todo.

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