El Centre del Carme de València acoge una exposición donde, a través del fotoperiodismo de la época, se analiza los fenómenos de veneración e iconoclastia hacia las representaciones públicas de Francisco Franco, concretamente sus nueve grandes esculturas ecuestres. «Fantasma'77. Iconoclastia española» explora los fenómenos de la iconodulia (veneración) y la iconoclastia hacia las representaciones de Franco en una investigación que incluye fotografías de dos veteranos fotoperiodistas valencianos, Manuel Molines y José Aleixandre, quien fue jefe del departamento de fotografÍa de Levante-EMV.

El objetivo de la exposición es indagar en esos fenómenos en el marco de las políticas patrimoniales del Estado (mediante la acción de gobiernos, parlamentos y tribunales) con respecto a la herencia de la iconografía pública franquista en la nueva monarquía parlamentaria surgida en España en 1978, según informa la Generalitat.

El director del Centre del Carme, José Luis Pérez Pont, presentó ayer la muestra acompañado por Matteo Guidi, Jorge Luis Marzo (GREDITS, Grup de Recerca en Disseny i Transformació Social) y los fotógrafos Aleixandre y Molines.

La investigación analiza los efectos producidos por la Ley de amnistía, aprobada en el Congreso de los Diputados el 15 de octubre de 1977, que establecía la extinción de toda responsabilidad criminal de la dictadura franquista, que quedaba fuera del alcance de la justicia.

Pero esa ley, según los organizadores de la exposición, proyectó un problema que no ha sido apenas abordado: si la ley impide pedir cuentas a Franco, ¿qué ocurre con su imagen?, ¿en qué estado queda su representación?, ¿cómo debe gestionarse esta herencia, absuelta ya jurídicamente?

«Fantasma'77» se enfoca hacia las nueve grandes estatuas ecuestres de Franco emplazadas en lugares públicos. La primera fue en Madrid en 1942, y la última, en Melilla, en 1978, tres años después de la muerte del dictador. La primera en ser retirada de la vía pública, ya en democracia, fue la de València en 1983, y las últimas en 2010, en Melilla y Toledo.

Según sus autores, «la exposición es la biografía del fantasma de Franco. Es una reflexión con muchas capas. Comprender cuál ha sido la relación del Estado español, entre la dictadura y la democracia, en relación a la figura de Franco».

Esta es, primero, «una persona real y después es una imagen y en ese sentido a partir de la amnistía del año 77, Franco queda exonerado, ya no es culpable de una dictadura, la democracia le perdona, entonces cabe preguntarse qué ocurre con su imagen», y añadieron: «Para ello hemos hecho una investigación con las imágenes más potentes desde un punto de vista público que fueron las nueve esculturas ecuestres que estaban en las ciudades españolas».

Una línea cronológica marca el periplo de estas esculturas, que tras su retirada de la vía pública se colocaron en museos u otras instituciones aún al alcance de los visitantes, como en València en el convento de Santo Domingo, para terminar guardadas en los almacenes de instituciones públicas o del ejército.

La investigación incluye un análisis de las diferentes leyes que se redactan acerca de la memoria histórica y las catorce veces que la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y los diferentes tribunales de justicia de las comunidades autónomas han negado la posibilidad de ejercer la memoria histórica de levantamiento de los muertos, porque contradice la Ley de amnistía que aún está vigente.