Coronó la pantalla del cine Capitol durante más de 80 años, siendo testigo del estreno de cientos de películas de la Metro Goldwyn Meyer. Sin embargo, las sucesivas reformas en el antiguo cine han provocado que la famosa Alegoría del cine de Ricard Boix se encuentre en paradero desconocido. Así lo denuncia Néstor Morente, doctor en Historia del arte por la Universidad de València e investigador de la Segunda República. «En 2016, durante el proceso de redacción de mi tesis doctoral, tenía pensado incluir la obra pública más importante del escultor valenciano Ricard Boix, la Alegoría del cine. En mi tesis, dedicada a recuperar la memoria del alcalde de València Vicent Alfaro así como el patrimonio artístico de la II República, no podía faltar este relieve Art Déco que realizó Boix en 1933 y que personificaba una alegoría del cine en un semidesnudo femenino recostado y con sus manos pasando una cinta de película. Cuando fui a fotografiar la obra al Capitol vi que estaban haciendo las obras para establecer una nueva cadena de restauración, y allí estaba la alegoría aunque no pude fotografiarla más que detrás de la persiana. Días después, volví para ver si estaba la persiana levantada por las obras que estaban haciendo, y así poderla fotografiar bien, y la alegoría ya no estaba», relata a Levante-EMV este investigador, quien no obtuvo ninguna respuesta por parte de la empresa cuando preguntó sobre la escultura.
La alegoría fue colocada en el hall del edificio durante su reconversión en espacio comercial en 2011. La cadena de ropa cerró su tienda en el Capitol en 2013 y cuatro años después una franquicia de restauración transformó el antiguo cine en un multiespacio gastronómico. La ambiciosa renovación fue llevada a cabo por el estudio Lázaro Rosa Violán de Barcelona. El emblemático cine, uno de los primeros ejemplos de arquitectura racionalista de la ciudad, construido en la década de 1930, todavía conserva de su aspecto original la fachada, que es el único elemento arquitectónico que goza de protección. Surgido de las manos del arquitecto Joaquín Rieta, el interior del edificio fue decorado por Amadeo Roca y los hermanos Boix. La sala contó con un aforo de 1.429 plazas, divididas en tres espacios: el patio de butacas (880 localidades), el anfiteatro del primer piso (303) y, separado por una barandilla, 246 asientos de general.
La Alegoría del cine es una de las esculturas más famosas de Ricard Boix junto a su Songuez à la douleur d'Espagne (1937) que se encuentra en el Museo de la Ciudad de València. El Almodí acogió en 2005 una retrospectiva con motivo del centenario del nacimiento del artista, que llegó a participar en la exposición del Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París por encargo de Josep Renau.
Otro Metropol
Según Morente, los valencianos «no podemos permitir que el patrimonio del periodo republicano esté a la deriva de esta manera. Pues la Alegoría del cine del Capitol de Ricard Boix es una obra de arte Art Déco de primer orden, tan solo comparable con los relieves que hizo Lee Lawrie para el Rockefeller Center de New York. Este patrimonio, además de llevar implícito un significado de libertad conseguido tras siglos de oscurantismo, un significado de progreso y modernidad, es el arte que simboliza la primera democracia española. Los valencianos tenemos el derecho de saber qué fue de aquella colosal alegoría que hizo Boix para decorar el frontón del Cine Capitol, una obra Art Déco única en España por su calidad y características y que pertenece a la memoria de la València Republicana», asegura el investigador, que incide en la necesidad de un movimiento ciudadano para el Capitol como el que contó el cine Metropol de València. Este movimiento ciudadano pidió durante años la protección del edificio. Gracias a sus demandas, la Universidad de València está redactando un informe sobre la relevancia del Metropol durante la República para que el edificio pueda ser declarado Bien de Relevancia Local.
