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Entrevista

Paco Inclán: "Mi obsesión son las personas que viven obsesionadas con algo"

Escritor, presenta su último libro, titulado "Dadas las circunstancias"

Paco Inclán: "Mi obsesión son las personas que viven obsesionadas con algo"

Un viaje al país del esperanto, un paseo por La Habana en busca del chiste que mató a un poeta, un encuentro con el último hablante del «erromintxela» (un híbrido entre el euskera y el romaní), la taberna que inspiró el poema más desconcertante de Roque Dalton, un recorrido escatológico por la València de Arnau de Vilanova... Dadas las circunstancias (Jekyll&Jill) es un compendio de viajes periféricos y encuentros infraordinarios que el escritor, periodista y editor (y profesor de español para migrantes, impartidor de talleres de lectura, padre de la revista Bostezo y unas cuantas cosas más) Paco Inclán (València, 1975) firmará hoy en la librería Bartleby. «El juego es sacarle el jugo narrativo a algo que parece no tenerlo -explica-. Me gusta ver qué sucede cuando aparentemente no sucede nada».

En «Dadas las circunstancias» sale en busca de cosas con las que, como usted mismo escribe, se puede vivir sin saberlas. ¿Por qué?

Siempre he tenido esa curiosidad por los márgenes y los acontecimientos periféricos. Cuando llego a un lugar y descubro que una historia puede tener enjundia, voy a por ella. Pero casi nunca encuentro lo que iba a buscar, siempre hay algo que me desvía la mirada. El punto de partida de estos viajes es una excusa para caminar, investigar y observar. No necesariamente tengo que descubrir lo que me hizo iniciar el viaje.

¿Es eso lo que diferencia al viajero del turista?

No sé, yo también soy turista a veces. Pero cuando viajo lo hago para escribir y eso cambia la manera de afrontar ese viaje. Me doy un tiempo para estar en los sitios y me dejo desviar por donde el viaje me va proponiendo. Por eso viajo sólo, sin mapas, ni guías, dejándome sorprender. Eso es lo que pienso que deberíamos recuperar, la capacidad de dejarnos sorprender.

¿Qué le interesa más de un lugar, cómo es o cómo le gustaría que fuera?

En un principio me interesa la realidad. Yo no sé escribir sin salir de mi escritorio, necesito contextos reales. Y a partir de lo que encuentro empiezo a imaginar posibles situaciones y lo voy mezclando todo. No cuento lo que veo sino lo que podría estar viendo. Y en esa mezcla entre realidad e imaginación, que no confronto sino que las pongo en el mismo plano, resultan estos textos.

Pero sus lectores no saben si están leyendo un libro de viajes al uso o un delirio a lo Borges.

Ese es el juego. Propongo al lector que se crea la realidad que considere. Y, aunque tengo lectores que buscan en Google si lo que estoy contando es real o no, lo que me gusta es cuando el lector me dice que sea real o no, al final eso no tiene tanta importancia.

El libro está lleno de quiero y no puedo: la ciudad por la que no pasó Pancho Villa, el planeta que no lo es, las lenguas universales que no habla casi nadie, los polvos fallidos...

El propio personaje está en eso, en intentar encontrar cosas que no encuentra. Me interesa lo que no salió: los besos que no dimos, las becas que no nos dieron? El fracaso, sin regodearse en él, da mucho juego narrativo. Y también me interesa la gente con obsesiones aunque la sociedad las ignore: los museos del Che, las lenguas artificiales... Aunque a lo mejor el fracaso es el de la sociedad por no hacerles caso a estas obsesiones.

¿Se identifica con estos seres fracasados y obsesionados?

Mi obsesión son las personas que viven obsesionadas con algo, y por eso me interesa caminar por los márgenes. Los caminos marginales te dan mucha libertad, porque nadie te está mirando y tienes libertad para hacer lo que quieras. Por eso amo a mis personajes, porque hacen lo que quieren hacer más allá de tener o no éxito.

De fracaso en fracaso hasta la victoria final.

Sí, eso siempre lo digo. Y también que el fracaso nos hizo independientes.

¿Pasa mucho tiempo en un sitio para encontrar estas historia?

Para escribir este tipo de relatos hay que saber aburrirse. Cuando te aburres en un sitio es cuando empieza a salir lo interesante, lo narrativo. Hay que pasar mucho tiempo en sitios en los que aparentemente no pasa nada. A mí viajar no me gusta mucho, lo que me gusta es estar en un lugar y observarlo con detenimiento hasta apropiarte de él.

Gracias a Arnau de Vilanova ha descubierto que València también es un buen lugar para las historias marginales como la del protagonista buscando un baño por la ciudad.

A poco que escarbas, te das cuenta de que València es una ciudad con mucha historia y mucho personaje que contar. Yo quería escribir la biografía de Arnau de Vilanova pero el personaje se me metió en el ensayo y fracasé. Descubrí que la escatología es lo vinculado a los excrementos pero también el estudio del Apocalipsis y que Arnau de Vilanova era un erudito que tenía textos escatológicos en los dos sentidos. Vi que en esa historia había mucho juego y que podía traerla al presente y jugar aún más con ella. Luché mucho ese texto porque intenté evitar ser soez.

Pues le ha quedado muy fino.

Yo creo que sí.

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