El personaje de Antígona, uno de los grandes mitos y, a su vez, textos de Sófocles le ha permitido a la actriz Irene Arcos, que se sube este año por primera vez al histórico escenario del Teatro romano de Mérida, ahondar en registros teatrales que desconocía «que podía hacer».

De la mano del director mexicano David Gaitán, Antígona llega a esta edición del festival de Mérida, entre máscaras y mascarillas, para decirle al espectador que el espacio que recorre los extremos en cualquier ámbito de la vida es amplio y enriquecedor.

«Estamos ante una Antígona muy concreta, que nada tiene que ver con otras» ya representadas en este festival, «que camina por otras dimensiones y orbita por otros espacios» del ser humano, afirma la actriz madrileña.

Su personaje tiene «una línea muy marcada», perfectamente identificable por el espectador, pero con «una complejidad de carácter», que ha llevado a Irene Arcos a caminar y profundizar por registros teatrales que desconocía tener.

«Parece que la sociedad es arrastrada a lo simple, a la derecha o a la izquierda, al blanco o al negro, al sí o al no. Te encasillan y no puede salir», apunta Arcos, quien, por el contrario, da vida a una Antígona cargada de personalidad y matices.

La actriz no oculta que esta semana es de esas de «vino y rosas», pues tiene el papel de la protagonista de la obra que abre el festival, a cuya primera representación asistirán Felipe VI y doña Letizia, y también porque coincide con su cumpleaños.

No obstante, su alegría viene marcada por el hecho de «poder trabajar», muy especialmente en tiempos del covid-19.

«En plena pandemia y confinamiento he tenido mucho miedo de no poder trabajar», reconoce la actriz. De hecho, su última propuesta teatral, Traición, fue suspendida cuando iba a ser estrenada en el teatro Pavón Kamikaze de Madrid.

La llegada de la pandemia dejó numerosos ramos de flores remitidos por familiares y amigos en el camerino del Kamikaze que cerró temporalmente sus funciones. «Se paró el tiempo y sentí mucho miedo», reconoce la actriz.

«Un día me llamaron por teléfono para decirme que había una Antígona para el Festival de Mérida y si me apetecía. Si tú lo ves, vamos, le dije al director. Cuando se lo dije a mis padres, mi madre exclamó: ¡en Mérida, cómo las grandes!», relata con una sonrisa.

Tras trece años en la profesión, con numerosos papeles algo menores en series de televisión y varias obras de teatro, Arcos desembarcó para muchos espectadores con la serie «El embarcadero».

Ahora, con una Antígona «valiente, fuerte y hasta terca», empieza «otro lugar» en su carrera y «comienzo -afirma- a hacer otro tipo de personajes».

La obra de Gaitán, quien también debuta en el teatro emeritense, proyecta las sombras y las luces del ser humano en Antígona, cuyo texto aborda los derechos civiles, la justicia social y, obviamente, la rebeldía, una característica innata a cualquier Antígona.

«La obra es muy exigente físicamente, de mucha energía... entrar y salir del escenario, subir, bajar... cantar. Estoy muy ilusionada y agradecida», remarca.