El director del Museu de Belles Arts de València, Carlos Reyero (Santander, 1957), anunció ayer que deja el cargo que asumió hace tan solo un año después de un concurso público. Lo hace, según apuntó primero él y confirmó después la Conselleria de Cultura, por motivos de salud.

La dirección la asumirá a partir del 1 de septiembre Pablo González Tornel (València, 1977), que quedó segundo en la puntuación de la convocatoria pública que llevó a Reyero -catedrático y uno de los historiadores del arte más prestigiosos de España-, al frente de la pinacoteca de la calle San Pío V. González Tornel es doctor en Historia del Arte y profesor en la Universitat Jaume I de Castelló.

La noticia la anunció ayer por la mañana la directora General de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, en una rueda de prensa en la que participaron también Reyero y González Tornel. Amoraga justificó que se haya elegido directamente a la persona que quedó segunda en el concurso de 2019 para la elección del director en vez de convocar un nuevo concurso, en que si se hiciese mediante convocatoria pública la situación de interinidad podría alargarse hasta finales de año.

El actual director -lo será hasta que se jubile el 31 de agosto-, ha expresado su tristeza por haber tomado esta decisión por causas «exclusivamente personales». Reyero mostró su satisfacción por haber cumplido «alguno» de los proyectos con los que accedió a la dirección del Belles Arts hace menos de un año (ha gestionado tres exposiciones temporales), pero también ha lamentado lo que no ha podido realizar a consecuencia sobre todo del coronavirus.

Reyero quiso agradecer el apoyo de la Conselleria de Cultura, y muy especialmente a la directora de Cultura, Carmen Amoraga. También agradeció la colaboración de los técnicos de la Generalitat, a la Real Academia de Arte de San Carlos, y a su presidente Manuel Muñoz, y sobre todo al personal del museo. «Va a ser un periodo inolvidable de mi vida», afirmó.

Reyero llegó en agosto de 2019 para poner tranquilidad a un museo que en los meses anteriores había visto pasar por el despacho de dirección a José Ignacio Casar Pinazo -quien estuvo un largo tiempo de baja por enfermedad y cesado el mismo día de su regreso- y a Margarita Vila, quien sustituyó a Casar Pinazo de manera temporal. Cuando llegó a València expuso sus planes: convertir el Belles Arts en un «centro de investigación de referencia» de la pintura valenciana, establecer relaciones «fluidas » con otros museos y que «el equipo funcione», pese al escueto personal del que disponía.

En la rueda de prensa de ayer, tras desearle «toda la suerte del mundo» a su sucesor, aseguró que éste era «la persona idónea» para dirigir el Belles Arts ya que «tiene toda la fuerza que a mí en ocasiones me ha faltado».

«Qué me digan que soy el segundo por detrás de Carlos Reyero no hace más que enorgullecerme», contestó el próximo director de la pinacoteca, quien ha reconocido que para cualquier historiador del arte como él tener en sus manos un museo como el Belles Arts «es un reto y una aventura».

El quinto director en 10 años

González Tornel -que será el quinto director de la pinacoteca en los últimos diez años-, se comprometió ayer a ser «respetuoso» con la planificación de exposiciones prevista, aunque anunció que la que se iba a dedicar a Vicente López, que ha ido retrasándose por diferentes motivos, se puede «dar por anulada».

El historiador recordó que el proyecto con el que presentó el pasado año su candidatura a la dirección del Belles Arts se sustentaba en dos ejes que ahora regirán también su gestión: «Un museo de cultura» para que el museo funcione como un centro de investigación y reflexión artística, y «Un museo para todos y todas» que origine un diálogo abierto con el público y su entorno.

González anunció ayer que una de sus prioridades será «desarrollar una política expositiva coherente y con antelación suficiente para tener claras cuáles van a ser las exposiciones con un mínimo de un año de antelación». Otra prioridad será que el Belles Arts atraiga a investigadores e historiadores internacionales a través de exposiciones, congresos y una biblioteca de referencia. Y la última prioridad será hacer de la pinacoteca en un referente para la Comunitat Valenciana ofreciéndolo como un «contenedor cultural» que vaya más allá de las exposiciones.

Sobre el plan museográfico para renovar la línea expositiva del museo, que se esperaba que estuviera listo en 2020, recordó que se encuentra aún en proceso de licitación por parte del Ministerio de Cultural y está pendiente de disponibilidad presupuestaria. «Es complejo y no sé si se podrá llevar a cabo de forma inmediata», dijo.

Aun así, subrayó que su intención es ejercer una «dirección con personalidad» y participar «de forma activa» en la aplicación de los criterios museográficos, en la decisión de «cómo y dónde se cuelgan las obras». «Este museo merece una museografía del siglo XXI y no una del siglo pasado que hace más difícil conectar las exposiciones con la sociedad, porque sigue siendo solo un contenedor de cuadros hermosos», aseveró.

Como su antecesor, una de las mayores dificultades a las que se enfrentará el nuevo director será la falta de personal, sobre todo para la conservación de las obras. «Cuantos menos seamos, más tendremos que trabajar. Sobre todo yo, pero también pediré a mis compañeros que trabajen mucho». «La plantilla ha de renovarse, pero si la tramitación administrativa es lenta sé que puedo contar con el apoyo incondicional del Instituto Valenciano de Conservación, así que sé que técnicos no me van a faltar».