Ante la información que publica el diario Levante-EMV (5/08/2020) sobre el informe que presenta el 31 de julio el Sr Flor, director de la Institución Alfons el Magnànim, al Consejo de Administración de dicho organismo en el que manifiesta que hago acusaciones personales graves sin pruebas, señalo las siguientes consideraciones:

1.- Todo lo que manifiesta en Sr. Flor es incierto y no se atiene a la verdad de los hechos. Y me remito a la Introducción que antecede al texto del libro presentado para su publicación, según contrato firmado el 19 de septiembre de 2019 con el título provisional de "Reconstitución, auge y decadencia del socialismo valenciano, 1979-1995", de 283 páginas (A4, arial 11) entregado en marzo de 2020, de acuerdo con la cláusula de contrato. Dicha Introducción fue publicada, en gran parte, en este diario el 23 de julio de 2020, donde puede confrontarse si existen "acusaciones personales graves".

2.- Desde la aprobación de la Constitución española de 1978 se reconoce el derecho, en su artículo 20, a la libertad de expresión, de cualquier ciudadano/a a exponer la interpretación de unos hechos producidos, como se ha venido publicando y manifestando en los medios de comunicación y en publicaciones varias durante todos los años de la democracia en España. Estas interpretaciones pueden no coincidir con las personas aludidas y estas tienen el derecho a replicarlas, o en su caso acudir a los Tribunales si consideran vulnerada su dignidad personal o se ha atentado a su honor.

3.- No existen, como así me han señalado distintos juristas, escritores y periodistas, que lo han leído, ninguna expresión que vitupere el derecho al honor de las personas aludidas. Existe mi interpretación de unos hechos de los que tengo testimonios y viví personalmente, que en su día remití algunos de ellos al sr. Flor. Por lo visto, este no parece saber distinguir, como en épocas pasadas de antes de noviembre de 1975, la libertad de interpretación que tiene cualquier autor en una sociedad democrática.

4.- Pero con todo, ya le había enviado un email al sr. Flor en el que le manifestaba el 26 de mayo de 2020 a las 12:59: "estoy dispuesto a valorar las sugerencias concretas de aquellos párrafos que puedan para el editor ser susceptible de consideración conflictiva para la Institución". Y en ningún momento recibí ninguna indicación suya que señalara las posibles graves acusaciones. Lo único que pretendía es que eliminara toda la Introducción porque se arrogaba la capacidad de decidir lo que a él no le gustaba.

5.- El señor Flor consideraba que no eran procedentes mis explicaciones porque yo abordaba cosas del pasado y daba mi interpretación sobre el comportamiento académico de algunas personas de la Universitat de València, que a mí me parecían pertinentes para explicar por qué había abordado la redacción de mi texto, y que según Flor "no li fa cap favor al teu llibre" (email de1 de junio de 2020). El editor de una Institución pública propugnaba, como en los tiempos de la censura, la valoración moral de lo que hacía o no un favor al libro, ya que en su puesto alegaba que tenía que "saber estar". Le contesté el 29 de mayo a las 14:58: "A ti puede parecértelo inapropiado, pero dejemos a los lectores, a los críticos y medios de comunicación que decidan". Una institución pública como Alfons el Magnànim puede entrar en cuestiones de formas, ortográficas o sintácticas, pero nunca en las opiniones o interpretaciones que emita un autor que ya tenía un contrato firmado. Le recordaba también que lo de "saber estar" era una expresión retórica, que desconocía su significado, porque en mis años de profesor, editor de más de 130 libros y gestor educativo yo también podía afirmar que había "sabido estar" por el reconocimiento expreso de mi Universidad.

6.-El 4 de junio le pedí audiencia al presidente de la Diputación y le entregué el Índice del libro, el Prólogo que había redactado Manuel Muñoz y la Introducción explicativa de las causas que me habían llevado a escribir el texto. Y en él, sin que en ningún caso eliminara las explicaciones que daba sobre los hechos relatados y mi consideración de cómo habían actuado algunas personas, proponía algunos mínimos cambios de expresiones por si ello podía matizar mejor el texto, que posteriormente publicó, como ya he señalado, Levante-EMV el 23 de julio.

Por todo lo cual manifiesto que el Sr. Flor se ha arrogado prerrogativas propias de un censor y emitido un informe con falsedades al Consejo de Administración ante un libro que ya tenía el soporte de un contrato firmado, y al que renuncié ante las maniobras y tergiversaciones con las que el sr. Flor ha venido actuando.