Hasta hace un par de años, el Institut Valencià de Cultura (IVC) tenía la costumbre de presentar la programación de sus teatros de València -el Principal y el Rialto-, bajo un lema que solía resumir cierto relato común entre las obras representadas. Para la próxima temporada 2020-2021 no hay lema pero sí un par de relatos comunes: la mirada crítica a la sociedad y la necesidad de potenciar la industria escénica valenciana en los tiempos difíciles.
Para comprobar ambas cosas basta con echar un vistazo rápido a la relación de obras que se prevé representar en el Principal y, sobre todo, en el Rialto. Para la sala de la Plaza del Ayuntamiento se recuperan varias de las más conocidas producciones propias del IVC como «Valenciana, la realitat no és suficient», escrita y dirigida por Jordi Casanova (nominado este año al premio Max a la mejor dirección), que abrirá la temporada del Rialto a principios de octubre, y «Dinamarca», de los hermanos Josep Lluis y Rodolf Sirera (también finalistas al Max como mejores autores), que se repondrá en enero.
«Continuamos en la línea de haber dado personalidad propia al Rialto y un sentido: que sea el epicentro de las producciones públicas y un escenario donde se pueda poner a prueba la gran calidad de las propuestas de compañías valencianas», afirmó el director adjunto de Artes Escénicas, Roberto García, durante la presentación de la programación junto al director del IVC, Abel Guarinos.
El Rialto acogerá también tres estrenos de producción propia como el espectáculo de danza del IVC «La Mort i la Donzella», con dirección y coreografía de la ilicitana Asun Noales. En diciembre llegará «Perenne», la primera producción pública de circo contemporáneo, escrita y dirigida por Patricia Pardo. Y en febrero se estrenará «Barahúnda», texto fruto del laboratorio de dramaturgia Insula Dramataria, de la autora Isabel Caballero y dirigida por Gemma Miralles.
Además, de marzo a junio del 2021 el Rialto reservará su escenario para la exhibición de once compañías valencianas de teatro, danza y circo que están todavía en proceso de elección. El IVC abonará el caché de cada compañía, que dispondrá del teatro durante una semana con un máximo de cinco funciones.
Así pues, acento claramente valenciano en el Rialto y también claramente social, como ya se ha visto en «Dinamarca» y «Valenciana» y como se verá en «Poder i Santedat», la obra que en octubre abrirá la temporada en el Principal. Con este texto que gira en torno a la Iglesia Católica y los casos de pederastia, su autor, Manuel Molins, ganó el premio Octubre de Teatre en 2018, el mismo año en el que el dramaturgo de Alfara del Patriarca también recibía el Premio de Honor de las Artes Escénicas Valencianas. Se trata de otra producción del IVC, en esta ocasión dirigida por Paco Azorín.
Mientras la programación del Rialto tiene un carácter netamente local, el Principal parece reservado para grandes producciones valencianas («Poder i Santedat» reunirá a 14 intérpretes sobre el escenario) y, sobre todo, nacionales.
A lo largo del resto de la temporada se pondrán en escena títulos como «La Gaviota» de Chejov, dirigida por Alex Rigola y con Irene Escolar de protagonista; «Mariana Pineda» de Lorca, con Laia Marull, o el «Galileo» de Bertolt Brecht de la compañía l'Om-Imprebís, que ya se representó en el edificio de la calle Les Barques hace 20 años.
También pasarán por allí compañías como Dagoll Dagom (con «T'estimo si he begut») o T de Teatre, y nombres propios de la talla de Aitana Sánchez Gijón con su espectáculo «Juana»; Ana Belén, con «Eva contra Eva» (basada en Eva al Desnudo, de Mankiewicz), dirigida por Sílvia Munt; Javier Gutiérrez con «Principiantes», dirigida por Andrés Lima; o la producción del Centro Dramático Nacional, «El bar que se tragó a todos los españoles», escrita y dirigida por su nuevo director Alfredo Sanzol.
También habrá presencia internacional con el espectáculo «Kind» de la compañía belga Peeping Tom. Y no faltará la música, con un concierto especial en diciembre de La Habitación Roja con motivo del 25 aniversario de la banda de l'Eliana, y el homenaje a Ovidi Montllor (aún sin fecha) que se estaba preparando antes de la pandemia.
