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Entrevista

Sebastián Pons: "Alexander McQueen me hizo perder el miedo"

"Busco la funcionalidad, la estética y la ética, unos valores añadidos", asegura el creador

Sebastián Pons: "Alexander McQueen me hizo perder el miedo"

«Soy un privilegiado. He podido hacer lo que he querido, que es lo que busca un artista». Sebastián Pons acaba de presentar Aimar Quiscú, la nueva colección de su firma Muchache. Aunque estas piezas remiten a la herencia del campo mallorquín, conversando con Pons es imposible obviar su pasado junto a Alexander McQueen. «Fueron nueve años trabajando con el Picasso de la moda desde sus inicios hasta su auge», rememora el mallorquín.

Me preguntas qué queda de Alexander McQueen en una colección como ésta y yo diría que queda esto, haberla hecho en un mes y una semana. Él me decía 'necesito un vestido ya'. Me hizo perder el miedo, no había tiempo de decir 'esto no sé hacerlo'. Todo esto lo he aprendido de un genio». También queda el consejo que McQueen le dio cuando decidió establecerse por su cuenta: «No quieras convertirte en algo tan grande que no puedas controlar, porque eso mata la creatividad».

Todo ello le lleva a reflexionar sobre los años en que se halló inmerso en los tiempos frenéticos que marca el mundo de la moda: «Va todo muy deprisa y te puedes perder en la vorágine, te da la sensación de estar haciendo lo que lo otros quieren y te pierdes a ti mismo, no te centras en lo que es. Si no te espabilas, si no impactas nadie te ve». Pons dice haber superado ese momento en que buscaba el golpe de efecto: «Eso ya lo he vivido. Ahora busco la funcionalidad, la estética y la ética, unos valores añadidos. Antes ser moderno era ser loco y ahora es ser ético», reflexiona el creador.

Reconoce que no ha sido fácil empezar de nuevo en España. No se engaña: abarcar una gran producción desde la isla es imposible: «Lo que te va en contra le das la vuelta y lo pones a tu favor. Olvida las grandes producciones. Ahora son piezas únicas kilómetro cero. Esto es más auténtico que lo que hacía antes, tiene más sentido». La cuarentena le hizo replantearse muchas cosas y la decisión que siguió fue seguir: «He de salir victorioso de todo esto», pensó Pons.

Con su nueva colección Pons recupera dos palabras en desuso, Aimar quiscú (querer a alguien), toda una declaración de principios tanto por el significado de las mismas como por el gesto de recuperación y de mirada al pasado. La camisa mallorquina, la que el payés utilizaba para trabajar en el campo, se ha convertido en su nuevo icono. «La camisa mallorquina se está perdiendo y es una prenda práctica, que cumple una función estética». Para realizar su versión de esta pieza Pons recurrió también a los conocimientos de una de sus tías, de 84 años, sobre cómo hacer el fuelle trasero o el típico cuello de tirilla. El diseñador ha eliminado los puños pero mantiene los cortes laterales, ideados para acceder fácilmente a los bolsillos de los pantalones. Una camisa que originalmente fue pensada para trabajar en el campo y que por ello ofrece libertad de movimientos. Aimar Quiscú incluye además las ya clásicas túnicas de Muchache, Zero Waste en cuyo corte no se desperdicia tela. Las togas, inspiradas en la romana Praetexta, ideada en Pollentia, los shorts, faldas y pantalones de tiro largo e inspiración payesa conforman esta colección. El diseñador ha elegido algodones, fil mallorquí, la lana fría y colores naturales, con la discreta raya como uno de los elementos de estampación. Las piezas, de talla única y sin género, desafían el tiempo, no se rigen por el paso de las estaciones y cumplen el deseo de una moda más democrática, alejada del elitismo.

Pons cree que «la moda debe estar acorde con el momento que vivimos y ahora son los payeses los que han adquirido el protagonismo. Hemos visto que la agricultura es lo más importante», dice en referencia a la experiencia vivida durante el confinamiento. En cualquier caso, su interés por la herencia cultural en general y por el campo mallorquín en particular no es nueva, pero sí admite que es «ahora cuando todo esto cobra sentido, ahora que lo hemos vivido». Después de haber experimentado una suerte de viaje al pasado durante el confinamiento, Pons afirma que «podemos recuperar todo aquello. Nuestros abuelos eran lo más sostenible, no tiraban nada y lo reciclaban todo». El diseñador ha escogido modelos no profesionales para la presentación. «No son modelos, son personajes; la vida misma. La moda es de todos, no solo de una élite. Implico a mi gente en mi proyecto; me gusta acercar la moda a la gente», dice Pons. Aunque Muchache surja de una experiencia local, el diseñador admite que tiene voluntad global: «En cuanto pueda, llevaré la colección a Nueva York. No tengo por qué no utilizar todo lo que conseguí y todo lo que aprendí; quiero que esta colección salga fuera».

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