¿A qué hora escribe el editorial de las ocho?

Depende. A veces antes de acostarme, y esa noche duermo tranquila. Otras no lo tengo claro y cuando me levanto.

¿Le hacen caso?

No, pero tampoco lo hago para que me hagan caso. Es un ataque de responsabilidad para decir las cosas que pasan.

Suele ser un comentario condensado y cañero.

No es voluntariamente cañero. Los más cañeros los escribo la noche antes. Ha llegado un punto que es imposible no ser cañero.

Si los que gobiernan no hacen caso a la periodista con más oyentes...

Creo que les afecta...

¿El periodismo ha perdido influencia?

Sí, y buena parte de la culpa es nuestra.

¿Qué hemos hecho mal?

Primero porque muchos periodistas se han puesto las camisetas y hablan por boca de un argumentario. Los políticos cada vez son menos accesibles, sobre todo cuando las cosas van mal dadas y luego eligen ir al periodista que lleva su camiseta.

¿No buscan tertulianos con distintas camisetas?

Busco periodistas de todo el espectro ideológico y no tengo ninguno que se siente con el argumentario. Es importante la pluralidad con analistas conservadores y progresistas. Ahora mismo tengo tres expolíticos -Lassalle, Ayllon y Madina- y son los que menos llevan la camiseta.

¿Los elige usted o la emisora?

Algunos yo y otros la emisora.

¿Cómo sabe si son buenos?

Primero los testas en otros formatos. Tanto Lasalle como Madina los tenía en la tertulia política y eran muy buenos.

¿El ritmo de la mañana es más intenso que la noche?

Sí tiene más repercusión. La noche era el reposo, el sosiego, con más tiempo para pensar las cosas.

Todo su equipo de Hora 25 se pasó también a la mañana.

Nuestro trabajo es muy de equipo, cuando trabajas bien con alguien quieres seguir. Les pregunté si querían cambiar de horario porque algunos , como el caso de Pedro Blanco, ya habían hecho ese horario... Les di la opción y se vinieron.

El «Hoy por hoy» tiene dos partes y a partir de las 10:00 es más magacín.

Cuando acaba la tertulia, que hemos recuperado el nombre de Abierto como le llamaba Iñaki Gabilondo, disfruto, y mira que a mi me gusta mucho la política, el análisis, pero es otro tipo de disfrute.

La experiencia es necesaria en tiempos de crisis, ¿menos en política?

Tenemos una crisis de liderazgo, pero no me importaría que fuera gente con poca experiencia si escuchara a la experiencia. Hay una nueva generación de políticos que han querido romper con el pasado de una manera tan radical que ha dejado de escuchar.

¿Se le nota muy cómoda en las entrevistas?

No me gusta ser malcarada en las entrevistas. El político cuando entra por la puerta del estudio ya sabes lo que te va a decir...

...Aunque pregunte lo que quiera.

Si viene con la idea de dar un titular lo hará, si no quiere decir nada da igual que se lo preguntes del derecho o del revés. Alguna vez alguno tiene un momento de debilidad y dices por aquí.

¿Quién se le resiste?

A Casado no lo he entrevistado todavía. Del PP he entrevistado a muy poca gente, a Almeida. Tampoco a la presidenta de la Comunidad de Madrid. El código que había antes entre político y periodista se ha roto. No entienden lo bueno que es hablar para un público que no es tuyo. Cuando Jordi Pujol quería hablarle a España iba a Iñaki Gabilondo... Ahora los independentistas te ignoran.

¿España es Madrid?

Los medios tenemos muy buena parte de la responsabilidad. Incluso yo que soy periférica hay momentos que tengo que poner el freno. Pasa en todos los ámbitos. A veces te enteras que un estreno en Madrid lleva girando por España tres meses.

Igual hay que volver a explicar que este país está descentralizado, como se ve todos los días con la pandemia.

Madrid es una anomalía como comunidad autónoma. Lo que está pasando ahora es el precio de que Madrid sea una comunidad autónoma.

¿Qué ha sido lo más duro del confinamiento para un programa líder de la radio?

Ha habido una parte técnica complicada que con esfuerzo lo superas. Y una parte emotiva complicada, yo que siempre he sido de aparcar la emoción de lo que estás contando con el confinamiento ha sido muy difícil. Ya me pasó con el ‘procés’. Para mi la cobertura fue de las más difíciles, me tocó explicar lo que pasaba en mi casa y con la pandemia ha pasado lo mismo. Contar algo mientras se ponía enferma la gente de tu alrededor, mientras sufres por tu padre porque hace meses que no le ves, porque se muere un tertuliano...

¿Hemos aprendido algo?

No, nadie, ni los gestores como se demuestra con lo que ha pasado en Madrid... Entenderé que un día los ciudadanos digan hasta aquí.

¿Cuál es el futuro del periodismo?

No sé si soy de la última generación, pero igual de la penúltima que diga que ha podido hacer el periodismo como lo entendía y lo sigo haciendo, no sé durante cuanto tiempo. Además de la precarización del sector, la gente ha pensado que puede vivir sin periodismo y no hemos contribuido a explicarles bien donde está la información, el análisis, el rigor y la verdad.