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Caso Mainat: Sexo, mentiras e insulina

El caso Mainat ha pasado en una semana de novela negra a circo de frikis

Posado de Josep Maria Mainat en 2009.

El último disco que publicó La Trinca, en 1987, se titulaba Marro. La Trinca, y esto es información de servicio para las generaciones más jóvenes, fue un popularísimo grupo de pop bufo formado por Josep Maria Mainat, Toni Cruz y Miquel Àngel Pascual. Marro es la palabra catalana para referirse al poso que dejan algunas sustancias después de ser hervidas y se usa también para aludir al trasfondo turbio y embrollado de un asunto. Marro es un término que se queda muy corto para describir el cúmulo de revelaciones entre asombrosas y sórdidas que han salido a la luz en la última semana a raíz de que se hiciera pública la existencia de una denuncia de Mainat contra su esposa, Angela Dobrowolski, por intento de asesinato. Marro es una expresión bastante precisa a la hora de explicar las motivaciones que han llevado a alguna cadena a exprimir el caso Mainat hasta convertirlo en un truculento culebrón turco que se emite a todas horas.

Es innegable que el asunto reúne todos los elementos necesarios para secuestrar la atención de la audiencia, aunque su naturaleza ha ido mutando con el paso de los días. Lo que empezó como una trama de novela negra digna de James M. Cain (autor de El cartero siempre llama dos veces y Pacto de sangre, especializado en historias de pérfidas mujeres empeñadas en liquidar a sus maridos) ha derivado en un híbrido de película exploitation (con sus dosis precisas de sexo, crímenes, drogas y hasta mad doctors en busca de la cura contra la mortalidad) y espectáculo chungo de barraca de feria.

Para explicar bien la historia debemos remontarnos a 1987. Además de publicar Marro, en ese año Mainat, Cruz y Pascual fundaron la productora de televisión Gestmusic. Poco después, Pascual (el Pete Best del negocio audiovisual) vendió sus acciones a la empresa holandesa Endemol, por lo que quedó fuera del cuadro cuando, gracias al éxito de Crónicas Marcianas y Operación Triunfo, se alinearon las tres cerezas y empezó a llover el dinero sobre la compañía. La prosperidad de Gestmusic permitió a Mainat y Cruz hacer realidad el título de una vieja canción de La Trinca, Vestits de milionaris.

En el 2007, el conglomerado Mediaset, a través de Telecinco, adquirió Endemol, que previamente se había hecho con el 100 % del capital de Gestmusic pero había mantenido como directores ejecutivos de la empresa a Mainat y Cruz. La relación de estos dos con el consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile, sufrió un rápido deterioro y llegó al punto de ruptura definitivo cuando en diciembre del 2008 Vasile quiso expulsar a Gestmusic de la producción del proyecto televisivo que en esos días preparaba Xavier Sardà. Es importante retener este episodio para entender parte de lo que ha venido después.

Entretanto, en el frente doméstico las cosas parecían ser algo más plácidas. El público de TV-3 conoció a la hispanoalemana Angela Dobrowolski en noviembre del 2013, cuando Mainat, que entonces tenía 66 años, participó en el programa El convidat, de Albert Om. Mainat y Dobrowolski se habían conocido en un balneario suizo, habían contraído matrimonio en el 2012 y tenían una hija en común, Jana (después vendría Joan Ramon). Dos cosas llamaron la atención de los espectadores de aquella emisión: la diferencia de edad entre ambos cónyuges (35 años, según el cálculo más generoso) y el afán obsesivo de Mainat por detener el envejecimiento y vivir hasta los 120 años, una fijación que obligó a Albert Om, invitado al fin, a someterse a una severa sesión de gimnasio y a una dieta a base de papaya, quinoa y sirope de agave.

Poco más se supo de la vida de la pareja hasta que el pasado 1 de octubre La Vanguardia publicó que el juzgado de Instrucción 32 de Barcelona investiga si Angela Dobrowolski intentó asesinar a su marido diabético y millonario inyectándole insulina mientras dormía con el fin de frustrar un divorcio que la habría dejado fuera de la herencia. Más allá de producir la lógica conmoción, la noticia abrió la puerta a un torrente de demandas, insinuaciones, filtraciones y extrañísimas revelaciones sobre la vida privada del productor que han enmarañado el caso hasta límites insospechados. Lo que sigue es un intento de reconstrucción de los hechos a partir de los diversos relatos que se han ido cruzando y superponiendo en los últimos días.

Según explican fuentes muy próximas a la familia, el matrimonio se empezó a desmoronar hace algo más de un año. El entorno de Mainat (y aquí hay que hacer hincapié en la posible parcialidad de los testimonios) apunta directamente a un problema serio de adicciones por parte de Dobrowolski como detonante de la preocupación del productor por su seguridad y la de sus hijos, que propició decisiones como la de instalar cámaras de videovigilancia por todo el hogar que compartían en el barrio de Horta. A principios del 2020, la pareja acordó hacer vidas separadas y Mainat encargó a sus abogados que iniciaran los trámites del divorcio.

Los Mossos d’Esquadra que investigan el caso manejan la hipótesis de que a principios de junio, Dobrowolski tuvo conocimiento de la intención de Mainat. El divorcio, de acuerdo con las capitulaciones matrimoniales firmadas antes de la boda celebrada el 12 de mayo del 2012, le garantizaba una respetable indemnización y una pensión vitalicia de 1.500 euros mensuales, pero la alejaba de la fortuna del productor, que algunas fuentes estiman en unos 70 millones. Así que decidió hacer algo para impedirlo. Matar, por ejemplo.

La mujer, que en El convidat se presentó como profesional del márketing, había dedicado los últimos años a completar cinco cursos de Medicina. Queda a la imaginación del lector si lo hizo por simple interés académico o con algún plan funesto en mente. En cualquier caso, y siempre según el atestado de los Mossos, tuvo la oportunidad de poner en práctica parte de los conocimientos adquiridos en la madrugada del 22 al 23 de junio.

Esa noche, Dobrowolski acudió al domicilio conyugal para cenar en familia con su todavía marido y sus dos hijos, algo que hacía de manera ocasional desde la separación, y se quedó a dormir. Las imágenes de las cámaras de videovigilancia muestran que durante la noche la mujer entró 13 veces en el dormitorio de Mainat y le inyectó alguna sustancia. ¿Qué sustancia? Según ella, vitaminas y un compuesto adelgazante. Según la policía, insulina, en dosis suficiente para conducir al productor a un coma hipoglucémico. Esta tesis queda reforzada por el hecho de que la mujer fue comprobando en un glucómetro cómo los niveles de azúcar de su marido descendían de manera alarmante hasta llegar al riesgo de muerte. Si han visto la película El misterio Von Bulow, basada en un sonado caso real, el procedimiento les resultará familiar.

Dobrowolski dejó pasar un tiempo insensatamente largo antes de avisar a las urgencias médicas. Cuando llegó la ambulancia a la casa, Mainat ya había entrado en coma. Por fortuna, recuperó la consciencia al cabo de solo un par de horas y desde el primer momento señaló a su esposa como responsable de un intento de quitarlo de en medio.

Los médicos, claves para aclarar el coma

Josep Maria Mainat podrá explicarse en breve ante el juez de Barcelona que investiga el presunto intento de asesinato por parte de su mujer, Ángela Dobrowolski. Fuentes judiciales han asegurado a El Periódico que será a principios de diciembre y que también está previsto que declaren otros testigos. De suma importancia serán los interrogatorios de los médicos que le asistieron y de los miembros del Servicio de Emergencias Médicas (SEM). Estos sanitarios podrán aclarar si la esposa del productor de televisión y excantante de La Trinca le inyectó insulina (él es diabético, pero no la necesita) cuando dormía y si esta sustancia es la que le provocó la hipoglucemia y el coma que sufrió y que estuvo a punto de acabar con su vida en la madrugada del 22 al 23 de junio pasado.

Un dato relevante en todo este embrollo judicial con denuncias cruzadas (la mujer acusa al magnate de la tele de coacciones) es que fue el hospital en el que estuvo ingresado Mainat quien comunicó al juzgado de guardia que el productor había padecido esa crisis de salud.

Esta acción puede ser producto de las explicaciones que ofreció el productor a los sanitarios o porque los facultativos que le examinaron constataron que el problema no era accidental. Estas incógnitas, así como los detalles de la hipoglucemia, serán aclaradas por los testigos, así como por el fundador de Gestmusic.

El último "reality del productor"

Episodios propios del más disparatado culebrón aparte, Josep Maria Mainat es conocido y reconocido por ser una verdadera celebridad al haber fundado un grupo mítico como La Trinca, que en los años 70 abrió la carpeta del género gamberro/histriónico en la Nova Cançó, y por mostrar gran clarividencia en el mundo de la televisión.

Su trayectoria profesional se forjó en su Canet de Mar natal, donde vio la luz en 1946. Allí formó, 23 años después, La Trinca, con su amigo desde los 13, Toni Cruz (el moreno/el guapo) y Miguel Ángel Pascual (el de la barba). En un principio interpretaban canciones de costellada que el franquismo prohibió. Pero, ya en Barcelona, subieron el tono y su parodia sirvió de crítica social y política, parapetada tras el humor. Muy lejos estaba Mainat de adquirir un compromiso político como el que le llevó en el 2015, tras haber dejado atrás un socialismo independentista para decantarse por ERC, a figurar en las listas de Junts pel Sí.

En 1989, ya entrados en la cuarentena, el temor de resultar patéticos con sus astracanadas, unido a que la Transición se había apaciguado y que el boom de las teles abría oportunidades, les llevó a fundar la productora Gestmusic. Cinco años después, Pascual vendía sus acciones a Endemol, y ese empujoncito les permitió producir programas de éxito como Crónicas Marcianas y Operación Triunfo.

Aunque también tuvo que ver cómo el espacio que presentaba su cuñado Xavier Sardà acababa con una etiqueta que a él le da repelús. «Me da asco el término telebasura», dice, porque se refiere al trabajo de muchas personas como «algo putrefacto que solo sirve para desecharlo». Su último proyecto ha sido un reality, Traders, emitido por el Canal Trader en Youtube -creado junto con su hijo Pol-, que en lugar de buscar virtuosos en guisos o en dar gorgoritos prepara a inversores.

Hombre profundamente familiar, su mejor inversión vital son sus cinco hijos: Pol, de 45 años, fruto de su relación con la recientemente fallecida actriz Rosa Maria Sardà; Mar (19) y Misha (16), adoptados en Rusia con otra mujer, y, entrado en la sesentena, los dos hijos que tuvo con la tristemente famosa Angela Dobrowolski: Jana (9) y Joan Ramon (casi 5).

En los últimos tiempos, Mainat había sufrido una gran metamorfosis. Libre de aquellas gafas que escondían su caída de ojos y el contraste de su cabello rubio con un saludable bronceado le conferían una imagen de magnate californiano muy alejada del físico un tanto british de años atrás.

En este proceso propio de El curioso caso de Benjamin Button tiene que ver su obsesión por la juventud. En el 2013, hablando de ciencia, el único santo al que le reza, decía: «Me gustaría que se solucionase el problema del envejecimiento, o al menos que se retrasase».

Una longevidad con la que no pudo un cáncer, pero que en junio se pudo truncar. En su cuenta aparece fijado un tuit con la canción de Billie Eilish No time to die (No es hora de morir). En el guión de su propio reallity aún no tenía cabida ese episodio.

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