La Universitat de València, el consistorio y las Escuelas de Artesanos homenajearon ayer a la bibliotecaria y archivera María Moliner con la instalación de un monolito frente a la casa de la Gran Vía Marqués del Turia en la que vivió durante 16 años, los más prolíficos de su carrera profesional. «Si María Moliner hubiese sido hombre probablemente ya tendría un monolito en València. Es el momento de reparar esta ofensa, aseguró la concejala de Igualdad y Políticas de género, Lucía Beamud, quien destacó la carga simbólica del homenaje. «Nos han contado solo una parte de la historia, por eso, es importante feminizar el espacio público con la mirada de mujeres invisibilizadas».

Como paso previo a la inauguración del monolito, las Escuelas de Artesanos acogió la presentación del homenaje a Moliner con la presencia de tres de sus bisnietos y la de su biógrafa Inmaculada de la Fuente, autora de El exilio interior (Turner). El acto estuvo conducido por Lucía Beamud; Elena Martínez, vicerrectora de Igualdad de la UV; o las profesoras que impulsaron el homenaje hace ahora dos años, Mercedes Quilis y María José Martínez Alcalde.

«València fue fundamental en su vida profesional, pues fue aquí donde tuvo contacto con la innovación educativa y donde hizo las amistades que cambiarían su carrera», aseguró Quilis, en relación al grupo de amigos que llevó a Moliner a cofundar la Escuela Cossío en la Escuela de Artesanos de València, una institución que apostaba por la innovación educativa. Allí, Moliner impartió clases de gramática y de literatura, antes de enrolarse en otra iniciativa, la de las Misiones Pedagógicas. Fue la vicepresidenta de la delegación valenciana y su puesto le permitió conocer los niveles de analfabetismo en la provincia de València.

Más tarde fue nombrada directora de la Biblioteca de la UV, ya en plena Guerra Civil, por lo que Moliner pasó a supervisar y guardar los tesoros patrimoniales de la entidad universitaria, como los incunables. Con el traslado del Gobierno de la II República a València, la archivera pasó a formar parte de la junta de adquisición de libros, un cargo que le hizo vincularse plenamente con la República.

Durante su etapa valenciana, Moliner se casó en Sagunt y tuvo a sus dos hijos pequeños. Tras el triunfo del golpe, Moliner y su marido, que ocupaba la cátedra de Física de la UV, fueron depurados. Moliner bajó 18 puestos en el escalafón, y ambos acabaron volviendo a Madrid. A partir de entonces comenzó la redacción de Diccionario de uso del español, que salió publicado en Gredos, editorial a la que llegó gracias a Dámaso Alonso, también profesor en la UV durante la etapa valenciana de Moliner. La redacción del diccionario le costó a la archivera más de 15 años de trabajo en su casa.

En un mundo de hombres

«María Moliner fue una mujer muy importante para la historia de València y de nuestras letras. Fue escalando en un mundo de hombres y para hombres. Este homenaje es necesario porque la historia tal y como nos la han contado no ha dejado sitio para las mujeres y su obra», aseguró Elena Martínez, quien apuntó a la «falta de mujeres» en la universidad. «Parece mentira. Cuando uno ve el número de mujeres en las universidades europeas se da cuenta que las mujeres seguimos sin estar presentes en las investigaciones. Por eso, según la vicerrectora de Igualdad, «queda pendiente un homenaje de la UV a María Moliner». «Su nombre está íntimamente ligado a la educación y a la cultura».