Qué desolación. Menudo empacho para nada. ¿Y qué hacemos ahora? ¿a quién esperamos? Por fin entiendo a los que se quedaron devastados tras el final de «Juego de tronos». A mí, particularmente, me gustó. Esta es una salida del armario fea, porque siempre desemboca en discusiones inaguantables. Da igual que haya cerveza de por medio. Siempre salgo perdiendo. Pero aquí no. Aquí no pienso discutir con nadie. A diferencia de lo que hizo el irreductible Carlos Boyero con «La forma del agua», la película de Guillermo del Toro que se llevó el Oscar a la Mejor película, yo me voy a cerrar en banda, pero a malas. Boyero tituló su crítica: «No pienso discutir con nadie. ‘La forma del agua’ es una obra maestra». Yo titularía esta columna: «Me da igual lo que opinéis. La cuarta temporada de ‘The Crown’ ha sido un fraude». Y lo creo de verdad. Tampoco pienso discutir con nadie. Esperaba el domingo desde hacía meses. Miraba el calendario todas las semanas. El viernes publiqué una columna sobre la nueva entrega de la serie en Urban. Bombo y platillo para dar la bienvenida a una nueva tanda de capítulos de una de las series históricas mejor hechas del siglo XXI (aquí tampoco pienso discutir).
