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Rosa Montero: "Mi relación con la literatura nace del inconsciente"

Escritora

Rosa Montero frente a la estación Joaquín Sorolla.

La escritora se cita con Levante-EMV en la estación Joaquín Sorolla para hablar del confinamiento, de literatura y de su nueva novela, «La buena suerte» (Alfaguara). Hoy participa la segunda edición de Torrent Histórica.

Que haya conseguido llegar a València desde Madrid es un milagro.

Pues sí, y también que se realice un festival de literatura en estos tiempos. Los directores de Torrent Histórica han intentado darle una vuelta para que se realice el festival, con presentaciones por streaming y comentarios desde sitios históricos. Necesitamos cosas como esta. La cultura es un bien esencial. La pandemia ha demostrado hasta qué punto dependemos de la cultura para no hundirnos en la miseria. El arte y la belleza iluminan las sombras. Sin embargo, este es el sector más castigado. 

Ha lanzado «La buena suerte» en plena pandemia. 

Sí, está siendo una locura. Trabajo más que nunca, no hago más que hacer presentaciones a través de Zoom (ríe). Es más cansado que hacerlo presencialmente porque ahí tienes la adrenalina suficiente como transmitir. Además, la novela se ha presentado tanto en España como en Latinoamérica, por lo que estoy haciendo la presentaciones a la vez.

Estamos hablando en una estación de AVE, y fue en un AVE donde se le ocurrió la idea de escribir «La buena suerte». 

Exacto (ríe). En un AVE entre Madrid y Málaga. Ahí es donde también empieza mi novela. El protagonista se baja a medio camino, en un pueblo industrial horroroso. Ve el balcón más feo del universo, con un cartel escrito a mano que pone «Se vende». Decide comprar ese horror de piso y se encierra ahí. 

El protagonista decide confinarse en esa casa. Una situación que nos suena a todos.  

La novela tiene muchos ecos con la actualidad y son casualidades. La historia se me ocurrió en un viaje el 29 de abril de 2017 y la terminé a principios de enero. El cepillado literario lo hice durante el confinamiento. Tiene muchas referencias con la actualidad. El protagonista llega y se confina. También usa de manera enfermiza toallitas desinfectantes porque es un obsesivo de la limpieza. A él se le ha hundido la vida, como a nosotros en marzo. Ha sido herido por el rayo de la desgracia. Cuando se baja del tren se baja de su vida, pero tiene que volver a reconstruirla.  

¿Hay que aceptar las cosas tal y como vienen?

No podemos hacer otra cosa, pero eso no quiere decir que haya que ser resignado en la vida. Al contrario. Yo creo que hay que actuar, pero el único espacio de acción en la vida es contestar a lo que nos sucede, y ahí es donde decidimos. Siempre hay un abanico de opciones. Depende de lo que hagamos, nos jugamos la vida, la dignidad, todo. 

Las personas hemos reaccionado de diferentes maneras a esta pandemia. Hay gente que ha decidido dar carpetazo a algunas cosas.  

Sí. Todos necesitamos tiempo para ver las consecuencias de nuestros actos durante este tiempo. Las consultas psiquiátricas están saturadas, creo que han subido un 40%. Me consta que hay gente que habrá aprendido cosas y que conseguirá aprovechar esto para extraer algo bueno. 

Todos sus personajes son bastante peculiares. Sin embargo, muchos lectores se sienten identificados con ellos, y eso que no representan estereotipos. 

Me hace muy feliz esa apreciación. Cuando escribí esta novela caí en la cuenta en que mis personajes eran muy extravagantes, fuera del tiesto. Sin embargo, consiguen llegar a la gente porque son profundos. Estuve pensando que una de las divisiones se encuentra en la manera de crear los personajes. Hay escritores que son retratistas y otros que trascienden el costumbrismo. Esto último lo hacía Nabokov. Como decía Monterroso, los enanos tienen un sexto sentido que les permite reconocerse. 

Si esta novela ha surgido de un viaje en AVE, ¿qué podrá surgir de un confinamiento?

No lo sé. Las historias me escogen a mí. Mi relación con la literatura, con el hecho narrativo, nace del inconsciente. Tiene que llover, pasar el tiempo, para que la experiencia del confinamiento vuelva a mí para convertirlo en una novela. A lo mejor, dentro de cinco años hay un montón de novelas que hablan de la soledad. Tengo ya cuatro libros en fila desde antes de la pandemia. Así que, tiempo al tiempo.

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