Banksy vuelve a España solo dos años después de la última gran retrospectiva dedicada a su obra para poner de manifiesto, precisamente, cómo su figura ha pasado de símbolo de la subversión al capitalismo a codiciado objeto del mercado del arte.

«Es uno de los autores más influyentes y conocidos de la actualidad y nos interesa como institución porque permite poner de relieve sus contradicciones internas, las del sistema y las de los fenómenos del arte contemporáneo», ha defendido Valerio Rocco Lozano, director del Círculo de Bellas Artes, donde se exhibirá esta muestra desde hoy hasta el 9 de mayo.

Bajo el título de «Banksy, The Street Is A Canvas» (La calle es un lienzo, en español), cuenta con 18 obras únicas y casi 50 serigrafías en distintos soportes hasta sumar unas 70 piezas procedentes de coleccionistas privados e internacionales, algunas de las cuales se exhiben por primera vez en España.

Sus organizadores han incidido mucho en este aspecto: que se trata de una exposición «inédita» respecto a aquella de 2018 que la misma promotora celebró en la Feria de Madrid y que visitaron unas 600.000 personas.

«Hemos recibido muchas peticiones para volver a hacer algo con Banksy y hemos trabajado para ello de cero, en un contexto en el que pensamos que esta institución, el Círculo de Bellas Artes, se adaptaba muy bien para transmitir otra perspectiva», ha defendido Rafa Giménez, socio director de Sold Out, la productora organizadora.

Esa pretendida nueva óptica en torno al más enigmático de los artistas contemporáneos (se desconoce su identidad, más allá de detalles como que es británico) pasaría en este caso por mostrar «cómo su trabajo ha pasado de la calle al mundo de las galerías y el arte formal y cómo lo que eran intervenciones artísticas, ‘happenings’ y ‘performances’ se han convertido en objeto de culto».

En «Banksy. The Street Is A Canvas» será posible disfrutar de piezas de profundo contenido social como «Very Little Helps», estarcida originalmente en 2008 en el lateral de una farmacia de Londres para luego reproducirse una imagen similar en una edición limitada de 299 grabados firmados.

Irónico, con un lenguaje sencillo, directo y cargado de humor, aludió a menudo a nuestras contradicciones: «El mundo no cambiará hasta que el capitalismo no caiga; mientras tanto, lo mejor es que nos vayamos de compras a consolarnos», manifestó el artista en un comunicado.