«Los Bridgerton» se perfila como una de las series de las navidades, un clásico culebrón con una buena dosis de amor, familia e intrigas en versión anglo-americana y de época, rodado en maravillosos decorados y con un vestuario delicado. «Los Bridgerton» se inspira en las novelas superventas de Julia Quinn, una de las autoras románticas norteamericanas actuales más vendidas. Una serie a la que no le falta sensacionalismo, diálogos mordaces, en la que se habla de la familia, de su influencia, de las amistades para siempre y el deseo de encontrar un amor capaz de soportar las normas sociales de la época.

Una mezcla entre la clase de «Donwton Abbey» y «Las amistades peligrosas», en cuanto a estética se refiere, pero que está lejos de tratarse de una serie de época, gracias a las licencias creativas, a la ironía y al lenguaje empleado. La serie apabulla con decorados exhuberantes y un vestuario cuidado a cargo de Ellen Mirojnick, una fábula en la que no faltan las maledicencias y rumores interesados.

Phoebe Dynevor y Regé-Jean Page son las protagonistas a quienes acompañan Golda Rosheuvel, Jonathan Bailey, Luke Newton, Luke Thompson, Claudia Jessie, Nicola Coughlan, Ruby Barker, Sabrina Bartlett y Ruth Gemmell.

El vestuario de los protagonistas presta atención a bordados y detalles mínimos, joyas y plumas que convierten en aristocrática hasta la escena más sencilla. Una serie donde tampoco faltan trajes extravagantes, tonos intensos y estampados muy atrevidos para ese momento.

Cuenta la historia de Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor), la hija mayor de la poderosa familia Bridgerton, y su presentación en sociedad en el competitivo «mercado matrimonial» de Londres en el período de la Regencia.