Cierre de la oferta beethoveniana del Iturbi 125 con la recuperación del Egmont. Op.84, basada en la tragedia de Goethe. La opresión española en los Países Bajos y la lucha por la libertad enfrentaron, precisamente, a dos condes: uno flamenco, Egmont y otro castellano, Alba.
Con la planificación de la Obertura, el maestro Ramón Tebar cimentó la estructura de la obra en un legítimo afán de obtener la mejor calidad instrumental de sus músicos. No faltó precisión ni energía en su batuta esforzándose en la demanda de matices, la cual fue atendida con solicitud y precisión por la Orquesta de València.
La historia fue narrada por un actor (excelente por necesaria, la proyección del texto en doble versión valenciana y castellana complementada por una historia de amor, en voz de soprano. Fue el actor Ignasi Vidal (Barcelona, 1973), quien recitó en valenciano los textos de Goethe, adaptados por el musicólogo Luca Chiantore (Milán, 1966). Con excelente proyección vocal y enérgica interpretación, quizá no hubiera tenido necesidad del micro, de haber estado situado menos alejado del público.
La parte de Clara, sacrificada por amor, estuvo a cargo de la soprano valenciana Ofelia Sala. Brillante en sus arias cantadas desde una zona elevada de la escena, se la escuchó segura en su línea vocal y con el texto alemán, que ella domina sobradamente.
Tebar concertó el conjunto con su habitual gestualidad obteniendo efectivos cambios de atmósfera de cada número y cuidando las diferentes intervenciones solistas. Su propuesta de la Quinta Sinfonía Op.67, planteada desde el vigor exigido, impresionó por la grandiosidad orquestal, por momentos excesiva desde los metales. Sin duda alguna, por delicado y empastado el inicio del 2º tiempo de los violonchelos, ya valió la pena haber asistido al último concierto del año.
