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La Academia San Carlos pide proteger un centenar de edificios modernos

Un informe alerta de que no hay ninguna construcción del siglo XX entre los 1.007 inmuebles valencianos declarados BIC - La institución propone modificar la Ley de Patrimonio para regular las intervenciones, especialmente en los grupos de viviendas

Grupo de viviendas de Antonio Rueda, en València. | L-EMV

De los 1.007 inmuebles declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en la Comunitat Valenciana, no hay ninguno perteneciente a la arquitectura moderna. Así lo ha advertido la Academia de Bellas Artes de San Carlos de València en un informe en el que pide a la administración autonómica la actualización de la normativa de protecciones patrimoniales para ampliar el catálogo a los edificios construidos a partir del siglo XX y, en especial a los de viviendas.

«Recordemos que buena parte de la arquitectura moderna la componen los edificios residenciales, al ser la vivienda uno de los temas prioritarios del movimiento moderno y el que más claramente diferencia, por su generalizaciones y aportaciones disciplinares, ésta de anteriores etapas», subraya el informe de la academia.

Éste advierte que en esta ausencia de edificios residenciales de estilo mayoritariamente racioanlista, y sobre todo los colectivos como el Grupo de Viviendas Santa María Micaela o el Antonio Rueda, ambos en València, «subyace tanto su aún minoritario reconocimiento por la sociedad, como el temor a los problemas con sus usuarios que dicha protección acarrea».

Por eso, la Academia propone que la Generalitat amplíe en la Ley valenciana de Patrimonio Cultural la catalogación como BIC o Bien de Relevancia Local (BRL) este tipo de arquitectura bajo la categoría de «Edificio de viviendas» por el cual los inmuebles dispondrán de una regulación que contempla las intervenciones internas de habitabilidad, adecuación y espacios complementarios y entornos. Pero, además, el informe subraya la importancia de impulsar al mismo tiempo una campaña de comunicación «para mejorar el aprecio público -de divulgación y conocimiento de la arquitectura moderna- y una mayor disposición de fondos o ventajas económico-sociales a través de programas de apoyo directo a la misma».

«El previsible conflicto de normas e intereses es el que motiva nuestro trabajo -reconoce el informe-. Sobre la arquitectura moderna, demasiado reciente para ser apreciada mayoritariamente, cualquier limitación al derecho de uso y disfrute tiene escasa acepción social, salvo excepciones como el Grupo Santa María Micaela o la Finca Roja en Valencia».

Frente a la ausencia de una catalogación y protección de los inmuebles de arquitectura moderna en la Comunitat Valenciana, la Academia de Bellas Artes de San Carlos no solo ha elaborado este informe sino que al mismo tiempo desarrolla un convenio con el Colegio Oficial de Arquitectos para seleccionar y proponer qué «edificios modernos» deberían incluirse en la catalogación.

El listado, que empezó a elaborarse en 2017, cuenta ya con alrededor de un centenar de inmuebles, muchos de ellos edificios colectivos de viviendas como los que el informe de la academia quiere incluir al amparo de la Ley de Patrimonio Cultural. Industrias, equipamientos públicos y viviendas figuran en la primera lista inicial, que se ha basado en el estudio de la Fundación Docomono Ibérica, una organización internacional que inventaría, divulga y protege el patrimonio arquitectónico del conocido como el «Movimiento Moderno».

En este listado se incluye «aquello construido a partir de 1925 y que supuso una ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas. Todo ello gracias a los nuevos materiales industriales como el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones».

Muchos edificios de viviendas modernos y racionalistas se recogen en el listado, como los de la calle Artes Gráficas, Grupo Churruca del Port de Sagunt, la Cooperativa de Agentes Comerciales de la calle Santa María Micaela -uno de los primeros en València con piscina interior en el complejo-, y los grupos de Virgen de la Fuensanta y el de la Merced, ambos proyectados por los arquitectos Lleó Serret y Pons Ibáñez, o el de Antonio Rueda, diseñado por García Sanz, Marés Feliu y Valls Abad.

El listado también incluye otros edificios de viviendas de la ciudad de València proyectados por arquitectos reconocidos como Luis Albert Ballesteros (el edificio Zabala, el Tortosa, el Cánovas, el Esteban Martínez), Javier Goerlich (el edificio Martí Alegre, el Patuel Longás, el Martí Cortina, el Valls, el Campos/Calvet) o Cayetano Borso di Carminati (el edificio Dasí o el González Senabre). Fuera de València encontramos el edificio Merín de Cocentaina diseñado por Vicent Valls Gadea (autor también del edificio Roca del Cap i Casal), el Grupo Las Torres de Castelló, el edificio Félix de Borriana o el Grupo Nuestra Señora del Socorro de Benetússer,

Además de los edificios, el listado que ha elaborado la Academia de Bellas Artes incluye otros hitos constructivos de la Comunitat Valenciana como el Cine Rialto, el Colegio Mayor Lluís Vives, el Colegio Alemán y el Colegio Territorial de Arquitectos.

También están las antiguas facultades de Derecho y Filosofía de la Universitat de València y la Escuela de Ingenieros Agrónomos, que ha sido derribada parcialmente para ampliar el Hospital Clínico, decisión que ha motivado varias protestas por el valor arquitectónico del edificio. Estos edificios fueron diseñados por Fernando Moreno Barberá, responsable también de la Universidad Laboral de Cheste.

En la lista también encontramos iglesias y edificios religiosos (la Parroquia de Sant Nicolau de Bari del Grau de Gandia y la parroquia Jesús Maestro de València, o el colegio de las Teresianas de Alicante), edificios hoteleros (como el Hotel Ticasa de Les Alqueries, el Parador de Xàbia o los Apartamentos La Panderola de Benicàssim) y equipamientos industriales (la Factoría Arrocera de Sueca, Industrias Cross en València, Textil Feycu de Xirivella, Muebles Palau de Benicarló, el Almacén Félix de Carcaixent o los Altos Hornos).

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