Cuando leí el anuncio del estreno de «El condensador de fluzo», el nuevo programa de La 2 para el prime time de los jueves, no dudé en que había que verlo. Contar las primeras veces de cualquier cosa es un gran punto de partida, más aún el día después de ver el inédito asalto del Capitolio en directo en las noticias y no en una peli de tarde. Pensar en esa idea remueve la mente forzándola a evocar esos momentos únicos en la historia personal de cada uno aunque seguramente no sucedieron así. Todavía no contamos con el software que vimos en «Black Mirror» capaz de registrar lo que percibimos hasta sin darnos cuenta, una posibilidad de ciencia-ficción sobre la que también reflexiona Ted Chiang en uno de los relatos de «Exhalación». Cómo sería tener toda tu existencia grabada en bruto, sin relato. Muy útil en los juicios pero terrible para el permanente proceso de construcción de nosotros mismos en el que dramatizamos a nuestro antojo determinadas experiencias escogidas que quedarían sepultadas entre montañas de rutina. Leí no sé dónde – y no era un artículo científico así que no será cierto - que esa sensación de que el tiempo pasa más rápido cuanto mayores nos hacemos es generada por la falta de primeras veces. La vida se va convirtiendo en la suma de repeticiones cotidianas que no merecen ser registradas en la memoria.

«El condensador de fluzo», así nombrado en homenaje a la película «Regreso al futuro», no bucea en este tipo de escenas – que para eso tenemos otros formatos recreadores del pasado de famosos y asociados-, es mucho más ambicioso. Es un programa de divulgación histórica en el que cada semana el escritor Juan Gómez-Jurado, acompañado por los cómicos Javier Cansado y Miguel Iríbar, tratará un tema con la ayuda de un elenco de especialistas de verdad – historiadores y arqueólogos- que también son divulgadores preocupados por acercar el conocimiento al mayor número posible de ciudadanos. En su primer día fueron Trending Topic en una hora de televisión inteligente y muy entretenida. Tantos acontecimientos interesantes se contaron que se pudo echar en falta un poco de sosiego, una marcha menos que requeriría una mesa o al menos una barra para apoyarse y no dar la sensación de estar en un recibidor por el que entran y salen los colaboradores, todos de pie. Pero es cuestión de coger el ritmo trepidante y disfrutar. En estas horas de zozobra histórica fue un gusto oír hablar de Ramsés II como el primer fabricante de fake news conocido.