Con la actual situación de virus descontrolado y las restricciones impuestas, por ahora hasta mediados de febrero, es difícil saber cuándo volveremos a disfrutar de un evento musical en directo de unas dimensiones y en una condiciones prepandémicas. Lo que sí sabemos es todo lo que se ha dejado de hacer desde que la covid-19 irrumpió en marzo de 2020, y ahora también todo lo que han perdido económicamente desde entonces los empresarios valencianos de la música en directo.

Según l'Associació de Promotors Musicals de la Comunitat Valenciana (Musicaprocv), colectivo que representa a más de 20 empresas vinculadas a los festivales y grandes conciertos, en menos de un año las promotoras han dejado de ingresar alrededor de 100 millones de euros por la cancelación o aplazamiento de unos 8.500 espectáculos.

Estos 100 millones de pérdidas económicas que la asociación va a poner sobre la mesa en la reunión que mantendrá esta semana con la Conselleria de Cultura para pedir la activación de un plan de ayudas, son pérdidas directas a las que habría que sumar lo que han perdido artistas y empresas de servicios que trabajan alrededor de esta industria, según indicaba ayer el presidente de Musicaprocv, Sergi Almiñana.

En plena primera ola, Musicaprocv ya analizó la situación y entonces calculó que hasta septiembre sus pérdidas rondarían los 54,16 millones de euros. «Ese estudio lo hicimos en abril y el año ha ido peor de lo que esperábamos -subrayaba ayer Almiñana-. Pensábamos que en verano se podría desarrollar de forma más amplia la actividad musical de lo que finalmente se hizo. Los pocos conciertos que se hicieron fueron muy minoritarios».

Viendo la evolución de la pandemia, sobre todo en esta tercera ola, los promotores parecen ahora aún más pesimistas -o quizá, más prudentes – de lo que eran en abril de 2020. El virus se transmite de nuevo sin control (lo reconoció ayer en las Corts la consellera de Sanidad, Ana Barceló) y esto ha llevado a que se aprueben nuevas medidas restrictivas de ocupación, aforos y horarios. Además, la vacuna apenas se ha administrado al 2 % de la población valenciana.

«El verano pasado hicimos una encuesta entre los promotores y concluía que 9 de 10 cesarían su actividad si la situación seguía igual. Pero no pensábamos que íbamos a llegar a 2021 con tantas restricciones. Tal como están ahora las cosas es posible que esos cierres se hagan pronto realidad», alertaba ayer Almiñana.

También es cierto, indica el representante de Promusicacv, que a tenor de lo ocurrido en 2020 los promotores ya están trabajando con la posibilidad de tener que adaptar sus eventos a aforos más reducidos. «Los conciertos y festivales están preparados, están organizados, las programaciones están hechas y la estructura está porque hemos trabajado para tener todas las posibilidad abiertas. Pero sabemos que la situación no es la esperada y que hay mucha incertidumbre sobre cómo llegaremos al verano, y eso complica mucho que podamos llegar a los grandes aforos. Y hay ciertos festivales que, sin grandes aforos, no se pueden hacer».

El presidente de los promotores valencianos reconoce, pues, que los «grandes festivales» como el FIB, el Rototom, el Medusa o el Arenal son difícilmente viables en las actuales circunstancias. Pero eso no significa que eventos de menor tamaño puedan adaptarse como ya hicieron algunos a finales de 2020. «Nuestra premisa es que cuando llegue mayo no tengamos que parar la actividad musical -indica Almiñana-, encontrar un modelo con el que se pueda trabajar, y eso implica un plazo de actuación a corto y medio plazo. La cultura es una actividad segura dentro de protocolos, pero hace falta un plan con incentivos y fórmulas para poder hacer en verano los proyectos pese a las restricciones».

Incentivos, ayudas y un "bono cultural" similar al turístico


Musicaprocv ha elaborado junto a la asociación de mánagers VAM! y la asociación de salas En Viu! un documento en el que plantean 8 medidas de emergencia para la reactivación de la industria de la música valenciana en directo en 2021. El primer bloque de medidas es de tipo económico, y en el se incluye la creación de un plan de incentivos para la creación y desarrollo de proyectos y la creación de un fondo autonómico de 20 millones para las necesidades de financiación de las empresas y autónomos. También contempla la actualización y ampliación del plan de ayudas al sector en 2021 y la creación de un «bono cultural» con descuentos similar al que se ha aplicado para el turismo. También piden la ampliación de contratos y programaciones en espacios públicos y la mejora del marco normativo para la música en vivo, incluyendo la coordinación entre administraciones para garantizar la seguridad jurídica. Por último, proponen el desarrollo de una campaña para fomentar el consumo cultural y la catalogación de la cultura como un «bien estratégico».