La Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español acoge desde el 18 de febrero el estreno en Madrid de ‘Tórtola’, producción del Institut Valencià de Cultura escrita por Begoña Tena y dirigida por Rafael Calatayud, que repasa la trepidante vida de Tórtola Valencia, una de las figuras españolas más relevantes de la danza del siglo XX, siempre envuelta en un halo de misterio y exotismo. La obra, que podrá verse hasta el 7 de marzo, está protagonizada por Resu Belmonte, Anna Casas, Marta Chiner, Anaïs Duperrein, Alejandra García, Adrián Novella y María José Peris.

Este espectáculo se estrenó en el Teatro Rialto de València en mayo de 2019 y se repuso en ese mismo teatro en el mes de diciembre del mismo año. También se ha podido ver en el Principal de Castelló y en el teatro Arniches de Alicante.

Abel Guarinos, director general del IVC, ha destacado a la presentación la frecuencia de las producciones valencianas a Madrid, la temporada pasada con ‘Tirant’ en el Clásico y está con ‘Tórtola’ en el Español, como una vacuna emocional y cultural frente a la pandemia y en defensa de los valores del feminismo que están representados en estas dos obras.

La bailarina Tórtola en un cartel de su espectáculo.

La historia de la bailarina

Carmen Tórtola Valencia (Triana, 1882 - Barcelona, 1955), más conocida como Tórtola Valencia, fue una bailarina, interesada sobre todo en las danzas exóticas, cuyo estilo encandiló al público y a los intelectuales europeos de principios del XX, y que forjó una leyenda que se caracterizó por desafiar los roles de la mujer y los convencionalismos de la época. Una mujer autodidacta, políglota, republicana, irreverente y poliédrica que revolucionó el panorama de la danza de nuestro país. 

Una fotografía firmada de Tórtola. Museu Arenys de Mar

A partir de una fotografía, ‘La danza de la serpiente’, que despertó el motor de su curiosidad, la dramaturga Begoña Tena ha querido reflejar la personalidad de la mítica bailarina en ‘Tórtola’, un gran melodrama musical que rescata del olvido a su protagonista, un ser contradictorio y libre. “Busqué en archivos y hemerotecas. Exprimí los versos que le compusieron. Escuché las músicas de sus danzas. Visité sus vestidos, su residencia, sus cartas...”, explica su autora. “Tórtola no tuvo una vida, sino muchas, distintas, contradictorias y, algunas, ocultas. Nunca escribió sus memorias; rechazó expandir su estética y legado en escuelas o discípulos y construyó un sólido muro a través de un personaje que eclipsó a intelectuales, poderosos, artistas y público de varios continentes”.