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Una oficina con mucho arte

El artista valenciano Keke Vilabelda expone media docena de obras sobre 800 kilos de las salinas de Torrevieja

El artista valenciano Keke Vilabelda posa junto a sus obras en Oficina Esound, sobre un suelo de sal. | F. CALABUIG

Cuando una camina por la pequeña calle Tomasos del barrio de Russafa apenas es consciente de lo que albergan los muros de sus portales. Contigua al número 7, una discreta puerta abre paso a una oficina poco convencional. La nueva sede de la agencia Esound Music & Arts, una empresa dedicada a los eventos musicales y conciertos, transforma su espacio es una suerte de galería de arte para el uso y disfrute de sus empleados, pero también para el público en general que quiera disfrutar del arte en otro ambiente, en los espacios más cotidianos.

Eleonora Battiston, comisaria, crítica de arte y creadora de este proyecto ha puesto a disposición del artista valenciano Keke Vilabelda los 60 metros cuadrados de su oficina. Allí, Vilabelda ha extendido 800 kilos de sal de Torrevieja por todo el suelo de las oficinas de Esound, en una instalación pictórica y sonora que completa con media docena de cuadros y música ambiente.

Eleonora Battiston explica a Levante-EMV que este proyecto surge porque «la idea de quedarnos encerrados en espacios vacíos durante el confinamiento era aún más triste y las ocasiones de disfrutar del arte eran pocas, solo a través de pantalla y el arte en una pantalla es una contradicción». Además, esta italiana afincada en València, lamenta que «la ocasión de los artistas de exponer su obra se ha reducido mucho. De este modo, también llegamos a un público diferente porque se pueden crear relaciones con otros espacios y artistas».

En un momento tan «incierto», la idea de una galería de arte parecía poco viable para la agencia, debido a la reducción del aforo y las restricciones derivadas de la pandemia, por lo que Battiston quiso «experimentar con este nuevo formato» e invitar a un artista con una carrera ya consolidada a montar una intervención en la oficina de Esound y «demostrar que el arte puede y debe habitar espacios cotidianos, agregando un valor a nuestras vidas, desterrando el prejuicio de que las obras deben estar confinadas en los museos y galerías y que el coleccionismo no es una práctica que tenga que estar limitada a unos pocos elegidos».

Eleonora Battiston y Massimo Di Stefano. | F. C.

Por ello, la intención de Battiston no es tener una programación como la de una galería, pero sí contar con «tres o cuatro proyectos al año», «como una alternativa al estudio del artista». Mientras, las obras de Vilabelda están ya a la venta y permanecerán expuesta durante dos meses.

Ambiente envolvente

El propio Keke Vilabelda explica a este periódico el proyecto que ha desarrollado para Esound. Bajo el título de «Common Ground (Tierra común)», Vilabelda ha derramado 800 kilos de sal en el espacio y lo ha decorado con media docena de cuadros y dos audiovisuales, mientras en el ambiente suena música y sonidos de su propio estudio, todo ello iluminado con luces rosáceas, en consonancia con los tonos de las salinas de los cuadros. El origen de este trabajo específico para la oficina de València es una instalación que ya expuso en 2019 en el Grau Projekt de Melbourne (Australia) y en la Lambert Collection de Aviñón (Francia).

Al artista, explica, le interesaba en estos tiempos de pandemia y confinamiento «la idea de viajar sin movernos de casa, pero no con las pantallas, que es algo más guiado». «Esto es un viaje más sosegado», asegura.

Este proyecto, en sus palabras, conecta «distintos paisajes a través de características comunes y las singularidades de estas salinas. Son pinturas abstractas de arranque y a las que el espectador, cuando se va encontrando las pistas, va dando forma y contenido. La sal es un elemento que funciona como conector, para que el espectador se meta de lleno en el espacio. Por eso, había que transformar del todo la oficina, no solo decorar y colgar cuadros, sino cambiar por completo la atmósfera y el sentimiento. De ahí el uso de la luz, los sonidos, las texturas».

Vilabelda señala que «trabajo con la idea de la transformación del paisaje. Estas pinturas están creadas de una manera muy organizada. No estoy imitando lo que he visto sino recreándolo. La sal tiene muchas connotaciones: místicas, culturales, políticas o sociales, para purificar o destruir».

Sobre las emociones, apunta que «en todos los trabajos tienes la sensación de estar viendo algo desconocido. El punto de partida era algo ambiguo, algo que pareciera irreal, futurista o de ciencia ficción para luego descubrir que es una realidad y que estas texturas corresponden a paisajes reales».

De hecho, los vídeos que forman parte de la instalación están grabados con un dron en la Laguna Salada de Torrevieja y en el Lago Tyrell (Australia). «Estos lugares tan alejados tienen similitudes y diferencias», sostiene el artista, quien defiende que «esta exposición y el arte en general tiene esa parte de contacto real que estamos perdiendo con la pandemia. La gente quiere sentir la materia en directo, ver, oler y tocar. La pintura es materia y hay que verla en vivo», concluye el artista.

La exposición puede visitarse hasta finales de marzo con cita previa.

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