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San Blas recupera su esplendor

La Catedral rescata una tabla gótica del maestro de Artés quemada durante la Guerra Civil - La pieza, restaurada por la doctora en Bellas Artes María Gómez, forma parte del retablo de Agullent

La restauradora María Gómez y el director del Museo de la Catedral, José Verdeguer. | MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

La «triste» historia de la tabla de San Blas del retablo de Agullent, obra del maestro de Artés (siglo XV), pasa por el horror fratricida de la Guerra Civil. La pieza sufrió los estragos del incendio provocado en el Palacio Arzobispal de València en julio de 1936. Desde entonces, durante 85 años, la imagen del santo ha permanecido oculta tras las sombras del fuego y el humo, que dejaron su superficie totalmente carbonizada. Hasta ahora.

La pieza, una tabla de 78 x 26 centímetros, ha sido restaurada por la doctora en Bellas Artes y profesora de la Universitat de València María Gómez, quien ayer la entregó ya recuperada a José Verdeguer, canónigo conservador del Patrimonio Artístico y director de Museo de la Catedral de València.

Según Gómez, «las llamas y el calor efecto ‘horno’ deterioraron la pintura de San Blas hasta el extremo que los barnices calcinados hicieron irreconocible la imagen». Pese a todo, el trabajo de Gómez ha permitido recuperar la policromía original de la obra, una labor «muy difícil» ya que la única fotografía que se tenía del retablo es en blanco y negro. Según la restauradora, en la pieza todavía se pueden apreciar en su parte posterior los sellos de las incautaciones de los años de la guerra, así como muestras de cómo el soporte fue cortado a hacha hace más de 500 años.

En cuanto al proceso de restauración, la madera «soportó mejor el efecto horno, aunque tenía grietas y desprendimientos. Sin embargo, la pintura estaba muy deteriorada, porque el calor hace que los pigmentos y sus elementos orgánicos se muevan, reblandezcan o expandan», detalló Gómez. Por ello, la recuperación ha consistido en «proteger la pintura y consolidar los estratos despegados; consolidar el soporte con injertos de madera y encolados; y limpiar por capas». Además, la figura de San Blas «estaba completamente negra y carbonizada, y fue necesario aplicarle un disolvente para reblandecer la parte quemada que, después, con la ayuda de una gran lupa, fue retirada con un bisturí y, a continuación, se aplicaron otros disolventes para completar el proceso».

La tabla forma parte de un retablo atribuido al maestro de Artés, expuesto en el Museo Catedralicio, y permaneció, como otras obras, almacenada durante años en una sala de la catedral. Ahora el Museo de la Catedral la expondrá ubicada en la parte del retablo que le corresponde. De este retablo también se conserva la parte superior, con San Gregorio Magno, la Santísima Trinidad y el Ángel Custodio del Reino de Valencia; la pieza exterior derecha, con Santo Domingo de Guzmán y Santa Águeda; y la exterior izquierda, con los Santos Onofre y Jerónimo. Precisamente, debajo de esta pieza es donde se instalará la tabla de San Blas.

Verdeguer recordó que el resto de piezas de este retablo, que en total cuenta con cerca de una veintena, se encuentran en manos privadas o bien están desaparecidas, mientras que la central se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de València. El director del museo catedralicio no pierde la esperanza de que algún día estas piezas se puedan reunir para exhibirlas juntas, por lo menos, una vez al público.

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