No todos los días se reflexiona en sede parlamentaria sobre el poder mediático, ciertamente; según el vicepresidente del Gobierno porque es un tema tabú, afirmación un tanto sorprendente en alguien tan leído. Mantener en la oscuridad el engranaje manipulador que hace funcionar a los medios es otro de los síntomas de las carencias de nuestra democracia, considera Pablo Iglesias, quien para remediarlo se marcó en el estrado un discurso de doce minutos del que está muy satisfecho. El enlace a la intervención completa en You Tube quedó como tuit fijado en la cuenta de Podemos y un montaje de casi tres minutos con las ideas fuerza y música de fondo de anuncio se puso a circular en las redes.

Que sepa todo el mundo que los medios deciden la agenda, qué voces se pueden o no escuchar y sirven de pista de aterrizaje para que determinadas fuerzas políticas tengan éxito. Una pista que debe estar en la misma terminal por la que ellos embarcaron con destino a los hogares de la mayoría de los ciudadanos que siguen viendo mucho la tele, hecho del que es muy consciente el secretario general de Podemos. Como si anunciara en exclusiva que «Perseverancia» acaba de descubrir vida inteligente en Marte, señalaba que en el confinamiento de marzo y abril del pasado año se batió el récord de consumo televisivo en España.

En su alegato lamentó la falta de dispositivos de control sobre los medios de los que dispone la ciudadanía, que debieran ser manejados a través de sus representantes, como él, porque los pobres votantes no pueden escapar a los siempre interesados mensajes de los millonarios propietarios a los que nadie ha elegido que dictan las noticias cada mañana a los periodistas. En unos minutos, la verdad revelada y la libertad de expresión que tanto defiende, palideciendo. Muchos de estos profesionales acusados de obedientes portavoces respondieron al líder de la formación morada, unos con sorna y otras de forma contundente. Ana Rosa Quintana le explicaba que a ella la eligen cada día, cada hora y cada minuto, porque no hay nada más democrático que el mando a distancia. La maldita hemeroteca recordaba al ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 diciendo hace unos años que si llegaba al poder quería los telediarios. ¿Y quién querría que le controlara entonces? Todo un alegato del señor Iglesias para echarse a temblar si no fuera porque vivimos en una democracia más plena de lo que cree.