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Daniele Rustioni | Director.

"Ser el director de la orquesta de Les Arts ha de ser la cima de una carrera"

«Mi intención no es ponerme en el lugar de Verdi cuando tenía 80 años, sino hacerlo técnicamente lo mejor posible»

El milanés Daniele Rustioni dirigirá ‘Falstaff’ en Les Arts. f.calabuig

Daniele Rustioni (Milán, 1983) es una de las jóvenes batutas con mayor proyección dentro del panorama operístico europeo. Premiado en los Opera Awards de 2013 como artista revelación y con un currículum que incluye fosos como el de la Ópera de Baviera, la Scala, el Covent Garden, la Bastilla, el Metropolitan de Nueva York o las óperas de Zúrich y Stuttgart, Rustioni llega a Les Arts para dirigir a partir del martes el Falstaff de Verdi que hubo que cancelar en enero por el coronavirus.

Dicen que ‘Falstaff’ es una obra endiablada para los directores.

Sí, es difícil. Hasta el punto de que si no fuera porque esta será la quinta vez que dirijo un Falstaff no me hubiera atrevido a venir a València. La dificultad reside en la instrumentación, es una música para instrumentistas muy virtuosos, pero también están las voces que tienen su necesidad de atención especial. Hacer coincidir las voces, que muchas veces están tratadas como instrumentos, junto al virtuosismo que requiere la orquesta, no es nada fácil. De hecho, mis dos primeras experiencias no diría que fueran un desastre, pero sí fueron un poco catastróficas.

¿Es más fácil de escuchar que de dirigir?

Sí. Está dividida en tres actos, y cada acto tiene dos escenas, y hay una concatenación de acontecimientos, por lo que el público aunque quisiera no podría aburrirse. Las segundas escenas de cada uno de los actos son más difíciles, o los dúos entre los principales protagonistas, pero el público siempre tiene algo fácil a lo que agarrarse para seguir la historia.

Fue la última ópera de Verdi y, pese al tono de comedia, el mensaje es amargo: todo el mundo es burla.

Es una ópera casi bufa y, aunque pretende divertirte, también hace reflexionar al público. Pero reflexionas de un modo divertido, no es como cuando vas al teatro y estás escuchando y pensando que te están haciendo pensar. Aquí el público se va sabiendo que se lo ha pasado bien y que ha aprendido algo.

¿Hay que dar un salto generacional para saber interpretar la música de un anciano del siglo XIX?

Lo he comentado muchas veces con directores como Mutti o Pappano: es fácil llegar al podio y ejercer la técnica de la dirección, pero saber expresar algo si no lo has vivido es más complejo. En el caso de Falstaff la música está escrita como si fuese un reloj suizo, de forma muy específica. El problema es ponerse en el lugar de una persona de 80 años como era Verdi cuando compuso esta ópera. Es difícil, pero tampoco es mi pretensión expresar lo que quería decir Verdi, sino hacerlo técnicamente lo mejor posible. Mi experiencia me dice que las partes difíciles de Falstaff son los distintos personajes, y tienes que confiar en los cantantes que los interpretan porque seguramente tienen más experiencia que tú.

Como Ambrogio Maestri.

Ambrogio es el mejor Falstaff del mundo. En los ensayos me doy cuenta que cuando canta Falstaff el que está enviando un mensaje es Verdi y que sobre todo en sus silencios encuentro esa alegría amarga que nos quería transmitir el compositor.

¿Comprende mejor a Verdi un director italiano que uno que no lo sea?

Viene muy bien tener una parte italiana, porque Verdi era el rey a la hora de unir la música y el texto. La música alemana es vertical con las armonías, y la italiana busca más el legato, trata de cantar e ir transmitiendo vocales y consonantes. Quizá nosotros nos sentimos más próximos a eso.

En 2017 dirigió esta ópera en el Teatro Real con una escenografía muy clásica de Laurent Pelly y ahora lo dirige en Les Arts con una más moderna de Mario Martone. ¿Cuál le sienta mejor al ‘Falstaff’ de Verdi?

La primera vez que fui a la ópera tenía 8 años y fue en la Scalla, así que vengo de una educación operística muy tradicional, en la que la importancia se reparte en un 80 % para la música y un 20 % para la escenografía. Pero yo no dividiría la dirección de escena en clásica o no clásica, sino en estúpida y no estúpida. Una escenografía puede ser moderna pero respetar profundamente la música de Verdi, como es este caso. Me alegra haber dirigido esta versión porque pienso que al público no le gusta que la ópera parezca siempre un museo.

Sustituye a James Gaffigan, que no pudo estrenar al cancelarse la obra por el coronavirus. ¿Es difícil dirigir a una orquesta y a un elenco que ya viene trabajado por otro director?

Cuando llegué lo primero que decidí fue no escuchar el ensayo general que había dirigido Gaffigan porque no quería que me influyera. Les Arts me han dado las condiciones perfectas para realizar el número de ensayos mínimo que necesitaba. La orquesta ha sido muy profesional y ha tenido mucha paciencia conmigo. Han podido ver mi ritmo y el tempo que quiero darle a la obra. Sí que he pedido el material de las cuerdas, las anotaciones que tenían con Gaffigan para confrontarlas con las mías y he cambiado alrededor del 80 por ciento de lo que había hecho. Pero con una orquesta como esta, cuya fama le precede, ha sido muy fácil trabajar.

Les Arts busca director titular para la Orquestra de la Comunitat Valenciana. ¿A usted le gustaría?

A todo el mundo le gustaría, pero la orquesta de Les Arts debe ser la cima de una carrera. Un puesto como este es un punto de llegada después de muchos años y de experiencia, y yo aún no he cumplido 40 años, así que no sé si estoy en ese punto. Es un reto para València encontrar un director titular para una orquesta que, como he podido ver, sabe perfectamente que es buena. Y eso es muy importante, que los músicos tengan la conciencia de que son buenos y que no van a aceptar cualquier cosa. Hará falta tiempo para encontrar a un buen director y para que cuando lo encuentren se acople a los músicos.

Después de los pocos ensayos que ha tenido con ella, ¿sabría decirnos si a esta orquesta le falta algo?

No creo que le falte nada porque el potencial es tremendo. Y cuando el potencial es tremendo lo importante es la capacidad del director para saber qué tiene que pedirle a sus músicos.

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