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Ester Alba

"Una de mis metas es crear un programa de residencias creativas"

«He echado de menos la relación con los estudiantes», dice la nueva vicerrectora de Cultura de la UV, que anuncia convenios con el Centre del Carme, el Bellas Artes y el IVAM

Ester Alba, en el claustro de La Nau.

El vicerrectorado de Cultura de la Universitat de València no le pilla de nuevas a Ester Alba (València, 1974). Hasta su nombramiento como sucesora de Antonio Ariño había sido directora del Servicio de Cultura Universitaria de la UV, además de codirectora del Arxiu Valencià del Disseny, entidad gestionada por la Fundació General de la UV. Su trayectoria internacional se centra en los estudios museológicos, las industrias culturales y creativas, el turismo y la tecnología. Es investigadora principal del proyecto europeo Silknow -vinculado a la Ruta de la Seda- y codirectora de dos másteres de la Universitat. Además, fue decana de la Facultat de Geografia i Història y miembro del Consell Social de la UV y del Consejo Rector del IVAM. Y no piensa dejar la docencia.

¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta en el nuevo cargo?

Trabajar en un contexto tan difícil como una pandemia. Complica mucho el trabajo. Los pasos son más difíciles y cambiantes. Pero la idea es seguir apostando desde la universidad por la cultura. La Nau esta muy consolidada y ha sido gracias al trabajo de los vicerrectores anteriores, que le dieron forma y la han proyectado a la sociedad. Sin embargo, echábamos en falta la relación con los estudiantes. Por eso, acabamos de presentar tres convocatorias [Activa Cultura, Música y Fest] pensadas para dinamizar la cultura dentro de los espacios universitarios. Una de nuestras ventajas es que nuestros campus son muy urbanos. Con estos proyectos queremos establecer que la cultura llegue a los jóvenes. Queremos formar personas independientemente de su carrera. Con esa formación integral construimos la sociedad del mañana. Es un deber de la universidad trabajar así.

¿Coinciden estos retos con los más urgente?

Sí, la idea es incentivar esta línea de acción con doble mirada: hacia la comunidad universitaria y hacia el tejido cultural.

La Nau acaba de ser reconocida como museo. ¿Cambia esto su día a día?

La Nau ya hacía de museo, lo que en realidad se ha hecho es que las colecciones históricas que forman parte del edificio, con más de 500 años, sean consideradas colección museográfica permanente.

Hábleme de esos fondos de la UV.

Los fondos son muy ricos. Tenemos las estructuras arqueológicas que se integran en La Nau y que forman parte de la lectura histórica que cuenta la propia evolución del edificio, el primigenio de la UV desde época medieval. Hay elementos que queremos poner en valor en la construcción de una sala en la que la colección permanente se mostrará a través de estos hallazgos junto a las maquetas de la evolución del edificio desde el medievo hasta la actualidad. También habrá patrimonio que se encuentra en los campus. Esto será en la sala de Vigas, que será sala de exposición permanente.

Hay cuadros muy valiosos.

Junto a esto la colección de La Nau está formada por multitud de elementos del patrimonio históricoartístico. Tenemos obras magníficas como la Virgen de la Sapienza, de Nicolás Falcó, una obra excepcional que está en el altar de la Capilla de la Sabiduría, uno de los elementos más icónicos del edificio de La Nau y que ahora se usa para conciertos y grabaciones de música antigua y de capilla. Entre otras magníficas colecciones, tenemos la galería de retratos del Paraninfo, donde destacan los antiguos rectores y personajes insignes de la cultura valenciana. Tenemos obra del Barroco como Jerónimo Jacinto de Espinosa, muy presente sobre todo en las Inmaculadas, que habla de una etapa muy interesante como la defensa del dogma de la Inmaculada que hizo la UV. También tenemos obras de otros artistas de primer orden como José Camarón o Maella.

También hay obra más actual.

Destaca también otra serie de obras ligadas a la segunda República, con una de las mejores colecciones de Josep Renau o Arturo Ballester. Y a lo largo del tiempo hemos recibido importantes donaciones de fotografía y artisticopictóricas, como la Colección Martínez Guerricabeitia. A ella se han sumado obras contemporáneas de Artur Heras o Armengol.

No todo se puede ver.

Tenemos obras expuestas permanentemente que se ven en las visitas guiadas, pero también generamos nuevas colecciones como las donaciones del Archivo Valenciano del Diseño, del que queremos convertirnos en custodios. La construcción de la Historia es posible siempre y cuando se conserven las obras. ¿Por qué no hay obra de mujeres en grandes museos? Porque nadie se encargó de conservarlas. Para nosotros esa labor es fundamental. Nuestro patrimonio se genera por la actividad investigadora de nuestros docentes. También vamos a presentar otra solicitud de reconocimiento para la colección historico-médica, ahora expuesta en el Palau de Cerveró. Y también está el Museo de Historia Natural en el campus de Burjassot, que es sorprendente por la calidad de las colecciones científicas que tiene. Y no olvidemos el observatorio o la colección tecnológica en el Instituto de Robótica por su carácter singular. Cuando se habla de La Nau como museo no es algo inédito, sino que la UV ya ha dado ese paso con otras colecciones de su patrimonio cultural.

Un patrimonio muy amplio y variado.

La diferencia de la UV con otras universidades es ese carácter histórico. Atesora un rico patrimonio, forma parte de las expresiones artísticas de un tiempo pasado que llega a hoy y genera nuevo patrimonio cultural.

Visto así, La Nau podría ser competencia de cualquier museo.

No creo que le haga competencia a ningún museo. No me gusta hablar de competencia en cultura. Todo suma y enriquece. Somos complementarios. Nuestra idea es trabajar en red. Cada uno tiene su papel. He echado mucho a faltar ese espíritu de tejer redes y trabajar conjuntamente entre instituciones. Con los que están ahora al frente de las instituciones culturales hay buena oportunidad de establecer diálogos.

¿Tienen algo ya acordado?

Estamos terminando de firmar convenios marco. Con el Consorci de Museus trabajaremos a través de propuestas conjuntas en la programación. Con el Museo de Bellas Artes la idea es trabajar para que los estudiantes se acerquen a nuestro patrimonio de manera más dinámica, algo que hasta ahora no se había dado prácticamente. Es importante que el museo esté cerca de los estudiantes. E igual con el IVAM.

Me ha hablado del diseño. ¿Algún proyecto para 2022 cuando València sea Capital Mundial del Diseño?

¡Sí! Pensamos en propuestas que centren la atención en el diseño. La idea es acoger exposiciones sobre el diseño y una exposición que muestre el diseño en la UV desde los trabajos de Mariscal hasta hoy.

¿Entrará alguna nueva disciplina en La Nau?

Queremos trabajar por líneas estratégicas, centrarnos en aspectos de programación coherentes. Los programadores trabajan por las aulas: música, literatura, cómic, diseño, cine, artes escénicas, gastronomía y memoria histórica. La idea es consolidar esa programación. Además, junto con el Colegio Mayor Rector Peset y la Generalitat, uno de mis intereses es lanzar un programa de residencias creativas basadas en las aulas. Quiero desarrollar una línea de programación para el fomento e investigación de esas áreas. También vamos a empezar a dialogar con los ilustradores valencianos y ver cómo podemos trabajar. Una línea ya iniciada es la colección de patrimonio educativo. Queremos que sea colección museográfica y ver dónde la podemos alojar. La idea es que sea un centro de referencia del patrimonio educativo valenciano.

¿Qué imagen cree que tiene La Nau de cara a la sociedad?

A veces parece un edificio institucional y en el que el ciudadano no sabe si puede entrar. Una de nuestras labores es atajar esas dudas. Los centros culturales han de ser espacios de encuentro para que el ciudadano tenga la costumbre de ir y ser un lugar donde participar. Me interesa generar, por mediación cultural, un diálogo con el barrio y aprovechar espacios fuera del edificio. Aunque La Nau es suficientemente conocida y hay público fiel, me interesa generar públicos, trabajar la parte más social. Tenemos un compromiso como universidad y debemos trabajar desde el punto de vista de la inclusión.

¿Ha podido hablar con su antecesor, Antonio Ariño?

Ariño siempre está dispuesto a echar una mano. Muchas de las líneas que inició él las seguiremos haciendo. La programación y proyectos se van a respetar. Yo he trabajado con él y por ahora no voy a descartar nada de lo anterior, pero tengo proyectos nuevos. Me interesa mucho la vinculación con el Año Berlanga, fomentar el cómic y acercarnos a expresiones artísticas desde cine, cómic o videojuegos porque así acercas a los jóvenes a las demás propuestas. Yo no creo en eso de la alta y baja cultura. Todo es cultura. Lo importante es hacer propuestas interesantes.

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