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Manel: "Durante la pandemia hemos visto que las canciones envejecen aunque no las toques"

Banda. A finales de 2019 Manel publicó «Per la bona gent», un disco saludado como de lo mejor de aquel año pero que, como tantos otros trabajos, sufrió el ostracismo artístico impuesto por la covid-19. Dicen Manel que el álbum ha envejecido pero hoy y mañana se subirán al escenario de la Rambleta para demostrar todo lo contrario.

Manel: "Durante la pandemia hemos visto que las canciones envejecen aunque no las toques"

2020 ha sido un año «terrible» para «la gente que se dedica a subir a un escenario y reunir a un montón de desconocidos en una platea», dice Guillem Gisbert, compositor, cantante y guitarrista de Manel. «En la época en la que estuvimos tocando en el Teatre Romà de Sagunt (agosto) cada semana alguna cosa hacíamos. Pero a partir de septiembre la actividad cayó del todo y así siguió hasta febrero. No tocamos ni un día, y que no entre dinero es complicado». El alivio pandémico de los últimos días les ha permitido volver a València y hoy (quedan entradas) y mañana (sold out) Manel estará actuando en la Rambleta.

«Per la bona gent» salió en octubre de 2019 y el recibimiento de crítica y afición fue muy bueno.

Sí, estaba yendo muy bien. Lo notábamos en el ritmo de venta de entradas y por los conciertos que nos proponían. Pero bueno, no sirve demasiado darle vueltas al tema. No podemos hacer nada. Visto lo que ha pasado todo el mundo, yo estoy bien de salud, mis compañeros también, y son cosas que pasan.

¿Cómo le ha afectado al disco no haberlo podido sacar de gira?

Ha sido frustrante porque es un disco difícil que publicamos después de un esfuerzo y de hacer una vida muy privada entre los cuatro. Lo habitual es que, después de vaciarse haciendo un disco, los grupos carguen pilas actuando, pero nosotros no hemos podido. La otra opción era que, ya que no podemos actuar, vamos a hacer más canciones, pero yo tenía la sensación de que había tocado hueso, que no me había alimentado de cosas exteriores para poder hacerlo. Hemos visto que las canciones envejecen aunque no las toques, casi no hemos tocado ‘Per la bona gent’ pero ya no tiene rango de novedad. Es una putada.

¿Y esa vejez no les ha animado a buscarse canciones más jóvenes?

Si hace 12 años que te dedicas a escribir y tienes una semana libre, más pronto o más tarde tendrás una idea y escribirás algo. Otra cosa es que te arremangues y digas «voy a imaginar unos coros, voy a pensar en una línea de bajo, voy a grabar estas cosas que he escrito»... En eso no nos hemos puesto porque para nosotros el trabajo en común y las horas en el estudio y dar lo mejor es una exigencia. A nosotros no nos sale eso de «como no podemos tocar, vamos a meternos a grabar».

El paso de los Manel más folk a los actuales más osados musicalmente, es fruto de una revelación o de una evolución?

Creo que hay una parte de evolución que tiene que ver con eso de cogerle confianza a un oficio, de aprender un trabajo. En el oficio de escribir canciones cada uno tiene su metodología. Importa la música que uno escucha, porque los discos que haces tienden a parecerse a la música que estás consumiendo en ese momento. En 2007 escuchaba pop mucho más acústico, y después cosas con más sintetizador. Así que no es solo tu propia evolución como compositor, sino la evolución del mundo.

Son ustedes poco militantes estilísticamente.

Sí, poco militantes y un poco tastaolletes. Hay bandas y músicos que dedican su vida a cultivar un género y con mucho talento lo acaban haciendo de puta madre. En nuestro caso, ningún género lo hacemos demasiado bien. Desde hace tiempo entendemos que el arreglo de una canción, que lleve un ukelele o una base electrónica, es un disfraz, no forma parte del alma de la canción, es una chaqueta que le pones y que puedes ir cambiando hasta encontrar la que te gusta.

¿Y cómo han afectado esos cambios de chaqueta al público de Manel?

Hay mucha gente a la que le gusta nuestro primer disco, porque es el más simbólico. Pero también habrá que solo ha escuchado el último. A lo largo del año siempre vendrá alguien que te dirá que su disco preferido es cualquiera de los cinco que hemos sacado, y eso para nosotros es un orgullo. Como oyente soy infiel a la música que me gusta. Aunque nos obsesionase retener a nuestro público, no lo conseguiríamos, así que lo mejor es hacer lo que te da la puta gana.

En el disco hay varias canciones sobre el oficio de músico. ¿Por qué?

Porque escribes de cosas que te interesan. Pero me preocupa hacer canciones sobre el oficio que interesen a quien no es del oficio. Una canción como ‘Les estreles’, por ejemplo, habla sobre el oficio, pero también sobre crecer y dejar ir las cosas que has sido de joven.

Manel en general tiene bastantes canciones sobre hacerse mayor.

Supongo que es el gran tema, es algo que nos preocupa a todos. Pero si me doy cuenta de que hablo mucho sobre eso intentaré frenarme, no quiero ir dando la turra.

Esta noche y mañana tocan en València y vienen de actuar en Madrid. ¿Cambia el público de ámbitos lingüísticos diferentes?

Puede que al principio, cuando existía eso que se llamaba indie, cuando íbamos a territorios de habla castellana, el público que nos recibía era más lector de prensa musical. En cambio, en Cataluña, País Valencià y Balears el espectro era más amplio. Ahora en Madrid tenemos una parte muy ‘mainstream’, diría. Hay gente de edades muy diferentes.

¿Y qué se ha hecho de los indies? ¿Se han reencarnado o algo?

El concepto en sí ya está muy pasado. Y como la escena musical indie está acabada, su público también.

¿Ahora son los ‘entusiasmats’ a los que dedicáis una canción?

Como mucho, intentan serlo. Esta canción habla de cómo llega un momento en el que si quieres seguir entusiasmado con la vida, tienes que currártelo. Las cosas no vienen solas, no nos fascinan ni conectamos con la vida de forma natural, tenemos que poner algo de nuestra parte.

¿Usted es entusiasmado?

Soy de los que se dan cuenta del esfuerzo necesario para serlo, y tengo días de todo.

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