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MÚSICA CRÍTICA

Pret-À-JOUER

Imagen de un recital de la Sociedad Filarmónica.

Volvió la música de cámara a la SFV: un trío con piano formado por la japonesa Yoshiko Ueda, el gaditano Antonio Martín Acevedo y el australiano Duncan Gifford. Todos residentes en Madrid pero con profusa actividad en todo el país.

Si hay dos compositores que nunca decepcionan son Mozart y Bach. La suya siempre es música pret-à-jouer y, en ambos casos, mas que agradecidas tanto para los músicos como para el oyente. El Trío en si bemol mayor K.502, del genio de Salzburgo, fluye con facilidad, con modulaciones básicas desde la pomposidad del Allegro, que recuerda su Concierto nº 15, K. 450. Ya en el inicio, Gifford (Premio Iturbi 1998) aportó un sonido claro y preciso, facilitando la línea melódica de sus colegas que ellos subrayaron líricamente en el Larghetto central. El Rondó final permite, en un Steinway contemporáneo, veleidades que nunca habría soñado Mozart en su instrumento vienés de 1756. Bien hizo Guifford en aprovechar el momento de virtuosismo acompañando el sutil contrapunto de Ueda y Martín.

Posiblemente el Andante con moto en do menor, de Grieg fuera parte de una obra de mayores proporciones. Fue interpretado intensamente, con corrección y sin extravíos.

Finalmente, el Trio en si mayor Op.8, de Brahms, escrito con apenas 20 años pero «recompuesto» al final de su vida, para reducir excesos de juventud. La complejidad de la obra requiere un bordado mejor elaborado en una pieza tan desafiante. Terminaron con un arreglo propio de una hermosa melodie de Reynaldo Hahn, À Chloris. Lo mas aplaudido de la tarde.

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