La cuenta atrás ha comenzado en Sagunt para que al fin se puedan iniciar las obras que permitirán poner a punto La Nau y llenar de vida cultural este espacio de la antigua siderurgia que lleva 11 años cerrado al público.

El inicio de la intervención era esperado desde hace más de un año, cuando la Conselleria de Educación y Cultura adjudicó las obras por algo más de 1,6 millones de euros. Sin embargo, la necesidad de obtener otros permisos locales y autonómicos ha demorado el papeleo más de lo previsto y es ahora cuando el ayuntamiento ha dado ya luz verde al último trámite pendiente: La concesión de la licencia de obras y actividad.

En cuanto reciba oficialmente la comunicación, la empresa Binaria Compañía General de Construcciones, S.L podrá empezar los trabajos, con un plazo de ejecución de 8 meses. «Ha costado, pero al fin todos los problemas se han resuelto», decía el concejal de Actividades, Guillermo Sampedro (EU), destacando que «voluntad política ha habido siempre» pero el expediente para proteger el Horno Alto incluso hizo necesario que la conselleria «se autorizase a sí misma para hacer una excepción en la suspensión de licencias en la zona y poder iniciar la obra».

La Antigua Nave de Talleres del Port de Sagunt, La Nau, desde fuera. Daniel Tortajada

La actuación permitirá renovar las instalaciones, pues los años de inactividad han pasado factura tanto a los aseos como a los camerinos o a los sistemas de climatización. Todos estos desperfectos fueron saliendo la luz al supervisar a fondo el lugar pues, inicialmente, la Generalitat solo tenía previsto gastar unos 400.000 euros para renovar el sistema contraincendios y, sin embargo, el presupuesto se tuvo que multiplica por cuatro. Además, se pondrán paneles desmontables para poder delimitar espacios con diferentes usos.

Esto permitirá devolver el uso a una nave que la Generalitat compró por 3,7 millones en 2018 a una empresa estatal; un edificio que, en la época de Eduardo Zaplana, ya recibió una inyección de unos 27 millones de euros del Consell para rehabilitarla como emblema de la fallida Ciudad de las Artes y las Ciencias; un proyecto con producciones millonarias que el Botànic siempre ha querido reemplazar por iniciativas atractivas pero menos costosas.