En 1944 un periodista le preguntó a Picasso sobre el ‘Guernica’ y le comentó que, hasta entonces, nunca había visto contenido político en sus pinturas. «No sé qué me pasa -le respondió el artista malagueño-. Nunca me ha interesado la propaganda, pero no sé, pobre España. Es algo que pasa por dentro y no puedes evitarlo. Lo mismo le sucedió a Goya».

Ahora, en 2021 el Picasso combativo y propagandista -el del ‘Guernica’ y también el de ‘Sueños y mentiras de Franco’- se ha reencontrado con el Goya de los ‘Desastres de la guerra’ y de ‘La carga de los mamelucos’ en una exposición de la Fundación Bancaja que lanza una mirada amplísima sobre la conexión de los dos genios a través de sus grabados.

«Picasso se siente reflejado en Goya, en su rebeldía, su individualismo y en ese enfrentamiento que ambos tienen frente al clasicismo», señaló durante la presentación de la muestra la comisaria Lola Durán. El malagueño, aseguró Durán, miró siempre al de Fuendetodos «con admiración y rivalidad» porque formaba parte de ese «Parnaso de los maestros pictóricos españoles» en el que Picasso «quería (y logró) entrar».

Por eso, con la selección de 250 obras que se exhiben gracias a la colaboración del Museo Goya-IberCaja de Zaragoza (de allí parten la gran mayoría de grabados goyescos), el Museo Picasso de Barcelona y la Real Academia de Bellas Artes, se trazan varios paralelismos entre ambos artistas y se deja al descubierto una «unión espiritual» reflejada también en sus obras oníricas (los ‘Disparates’ y los ‘Caprichos’ del primero, la ‘Metamorfosis’ y la ‘Suite Vollard’ del segundo) o en su amor por la tauromaquia.

Encuentros en el Prado

La exposición -abierta hasta el 25 julio y en la que también la Fundación Bancaja muestra por primera vez tres libros ilustrados inéditos de Picasso (’Los perros’, ‘Toros y toreros’ y ‘El carnet de la tauromaquia’)-, evoluciona a través de la mirada del pintor malagueño sobre la obra de Goya.

Sus primeros encuentros se producen cuando Picasso visita por primera vez el Prado con 14 años y, sobre todo, un par de años después cuando encuentra entre los maestros del museo, un refugio al desaliento y frialdad que le provocan sus estudios académicos.

La primera parte de la exposición, «Mirada de juventud» da testimonio de este primer contacto de Picasso con la obra de Goya a través de varias copias e «inspiraciones» del artista en ciernes, destacando el ejemplo que el malagueño del ‘El dos de mayo de 1808 en Madrid’ (cuyo boceto se muestra en la exposición del Bancaja) para su temprano ‘Episodio de la Guerra de la Independencia’. Según señalaba hoy la comisaria de la exposición, además de los paralelismo formales entre ambas pinturas, sus autores coinciden en una visión «brutal» de la guerra, donde no hay heroicidad pero sí barbarie.

La segunda parte de la exposición, «El sueño de la razón produce monstruos», muestra al Goya grabador por antonomasia, un hombre maduro y enfermo, que ha conseguido riqueza y fama gracias a los encargos que le hacen la aristocracia y el clero, y que encuentra en los aguafuertes un canal para compartir su oscura y desencantada visión del mundo.

Es el Goya de los ‘Caprichos’, los ‘Desastres de la guerra’, ‘Tauromaquia’ y ‘Disparates’ que Picasso estudia en la Academia de San Fernando y que refleja en sus grabados de la década de los 30: ‘Metamorfosis de Ovidio’, la ‘Suite Vollard’ y la ‘Minotauromaquia’. 

En esa época -otra línea paralela entre los protagonistas de esta exposición-, el pintor malagueño también se encuentra en conflicto consigo mismo (por la relación clandestina que mantiene con Marie Thérese y que le aleja de su familia) y contra un mundo en el que surge el fascismo y en el que España se encamina hacia la Guerra Civil. Tras la contienda, Picasso fue un exiliado que acabó muriendo fuera de su país, como también le ocurrió a Goya.

Los ángulos de la Fiesta

El tercer ámbito de la exposición está dedicado a una pasión compartida entre Goya y Picasso: la tauromaquia como representación de la lucha trágica entre el hombre y la bestia. Pero, tal como apuntaba Lola Durán, mientras que los grabados taurinos del pintor de Fuendetodos no ocultaba la crueldad de esta lucha, Picasso va evolucionando hacia una visión más festiva a partir de los años 50, cuando acude a las corridas que se celebran en el sur de Francia y convive con los toreros que cruzan la frontera para estar allí.

El último de los ámbitos de la exposición de la Fundación Bancaja trata la influencia de Goya sobre Picasso a través de los poemas y textos «automáticos» en los que el malagueño evocaba la obra y ejemplo del de Fuendetodos. La muestra, además, incluye el audiovisuales como 'Guernica', película de 1949 realizada por Robert J. Flaherty por encargo del MOMA de Nueva York, y las fotografías del «Reportage sur l’evolution de Gernica», tomadas por Dora Maar durante la ejecución del cuadro en el estudio del pintor en París. También se exhibe un reportaje sobre el proceso de creación de «La Tauromaquia» de Picasso, realizado por David Douglas Duncan en la villa Le Californie de Cannes (Costa Azul francesa) en 1957.

En la rueda de prensa de presentación de «Goya en la mirada de Picasso» han participadio también el presidente de la entidad valenciana, Rafael Alcón, y el director general de Fundación Ibercaja, José Luis Rodrigo. Alcón destacó el carácter rompedor que une la obra de ambos artistas, como también su capacidad satírica y su «amplia imaginación». Rodrigo, por su parte, subrayó que Goya (de quién el martes se celebró el 275 aniversario de su nacimiento) y Picasso, «son de las escasas figuras que suscitan unanimidad como genios».