«Somos un paréntesis entre dos nadas», escribió Francisco Brines. Y también somos «un tránsito pensante, sensible, que por ahí anda a perderse en la nada», añadió ayer el poeta de Oliva en un vídeo grabado en su casa de l’Elca con motivo del homenaje que le rindió la Generalitat por la concesión del Premio Cervantes. «El hombre -remataba el escritor y académico- viene de una nada para terminar entre otra nada. Somos el misterio que existe entre dos nadas».

La salud le impedirá a Brines viajar el próximo 23 de abril a Alcalá de Henares para recibir el máximo galardón de las letras castellanas, y también le impidió ayer participar en el acto-recital que tuvo lugar en el Jardí Botànic de la Universitat de València para celebrar el luminoso y emocionado paréntesis de su vida y el feliz y ya inmortal misterio de su obra.

"La voz de Paco seguirá hablando a las futuras generaciones de sus pasiones, miedos, sueños y esperanzas", dijo Ximo Puig

El homenaje se tituló «10 días para el primer Cervantes valenciano» no solo para recordar la inminencia del premio sino para subrayar el extraordinario -y lamentar quizá también el excepcional- hecho de que Brines sea el primer escritor valenciano reconocido por el Ministerio de Cultura desde que el galardón se instituyó en 1976.

«Dentro de 10 días, casi 600 millones de hablantes en español tendrán a Francisco Brines como su máxima referencia literaria -subrayó Puig -. Con una literatura escrita “en un lugar de la Comunitat Valenciana”. No hay gran evento más perdurable y fecundo que éste para la cultura valenciana: nuestro primer Premio Cervantes».

«Es un orgullo para nuestra tierra y para nuestra cultura ser asociados a la voz de Paco Brines», añadió el jefe del Consell, quien situó al poeta a la altura de otros poetas valencianos como Ausiàs March, Roís de Corella, Vicent Andrés Estellés, Miguel Hernández, Carmelina Sánchez-Cutillas y Paca Aguirre.

«La poesía para mí ha significado mi destino porque es lo yo que he querido ser, es conocer lo desconocido, que es lo más importante de la persona», dijo Brines en el vídeo con el que se cerró el homenaje.

La poesía, añadía el escritor, «ha significado para mí algo milagroso que ocurría en el interior de mí mismo y se hacía cosa, objeto en la escritura. Una cosa misteriosa, por lo tanto, y el descubrimiento de la conciencia de uno mismo, que es el descubrimiento de la verdad más escondida y más honda que tiene la persona de sí misma y de todo lo demás».

Los rapsodas Lola y Vicent Camps leyeron ocho poemas de Brines acompañados con música. M. A. Montesinos

"Nos ha hecho mejores"

Además del máximo representante del gobierno autonómico, también asistieron al homenaje los vicepresidentes de la Generalitat, Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau; los consellers Vicent Marzà y Vicent Soler; el presidente de Les Corts, Enric Morera y la delegada del Gobierno, Gloria Calero, así como la rectora de la UV, Mavi Mestre, y el alcalde de Oliva, David González Martínez.

Los rapsodas Lola Camps y Vicent Camps recitaron ocho poemas de Brines -El porqué de las palabras, Reencuentro, Palabras para una despedida, Collige, virgo, rosas, Lamento de Elca, La tarde imaginada, El vaso quebrado y Elca-, acompañados de la música interpretada por el guitarrista Miquel Pérez Perelló y la violonchelista Gloria Aleza.

En el acto también intervinieron la poeta y directora de la Fundación Francisco Brines, Àngels Gregori, el escritor Fernando Delgado y el editor de Pre-Textos, Manuel Borrás.

Gregori destacó cómo la vocación poética llevó a Brines desde joven a encontrar en las palabras «la herramienta más útil para acercarse a la complejidad de la vida» y cómo con ella «ha conformado una ética del caminante», con «una moral propia que le permite abrazar lo extraño». Brines, aseguró Gregori, «nos ha hecho mejores humanos y ciudadanos con su poesía».

El president Ximo Puig durante su intervención en el acto. M. A. Montesinos

Manuel Borrás, por su parte, inició su intervención alertando de que «un país y una comunidad que no leen a sus poetas están seriamente enfermos». El editor, que hizo pública su preocupación por la salud del escritor valenciano, recordó cómo para Brines «la poesía ha sido una vía de conocimiento y reconocimiento del otro en su compleja integridad, una guía para asumir el mundo» tanto en su «aspecto más sublime como en el más miserable».

«La poesía de Brines, como buen epicúreo, es una constante exaltación de la vida -concluyó Borrás-, destila vida vivida por sus cuatro costados y (...) hubiera sido imposible sin esta luz mediterránea que despierta tanto el asombro por la eterna novedad del mundo como el sano despertar de los sentidos, de su benéfica sensualidad».

En el recital participaron los escritores Àngels Gregori, Fernando Delgado y Carlos Marzal y el editor Manuel Borrás

Por último, Fernando Delgado, destacó el papel jugado por los padres del nuevo premio Cervantes para que éste emprendiera su «misión poética», así como el papel del paisaje de l’Elca para alcanzar sus objetivos. «Amo el mundo físico, ha dicho el poeta, y ningún espacio contiene más amor y más vida que l’Elca -subrayó Delgado-. Por allí corretea el niño Brines y se sube a las barbas del de ahora, el que se encuentra con el niño que fue».

El también poeta Carlos Marzal leyó ‘Rojo’, un poema escrito por él y dedicado a Brines en el que dice: «Escrito en sangre está, todo está escrito / con nuestra propia sangre derramada. / Esta sabiduría, esta belleza, /este edificio en pie del pensamiento, /esta aventura insomne / de ser sin que sepamos por qué somos, / están flotando sobre un mar de sangre».

Fernando Delgado habló de l’Elca en la obra de Brines. M. A. Montesinos

Soledad y ganas de vivir

«Yo sé que olí un jazmín en la infancia una tarde, y no existió la tarde», escribió Brines. «Sabiduría, profundidad y sencillez», resumió ayer Ximo Puig, para quien el escritor de Oliva es el «filósofo del paso del tiempo. El autor de la calma, de la melancolía y de la mirada a un pasado que ni la poesía ni el recuerdo pueden restituir. El escritor de la serenidad. El pensador de la soledad. Y todo ello, siempre, desde las ganas de vivir».

Como había hecho el homenajeado en su intervención grabada, también el presidente de la Generalitat se acordó del «paréntesis» metafísico sobre el que se sustenta gran parte de la obra del autor de ‘El otoño de las rosas’ o ‘Palabras en la oscuridad’. «Ese es el verso que más me sobrecoge de Francisco Brines. El verso que da la medida de lo que somos: Apenas un relámpago entre dos oscuridades».

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«Dicen que se escribe para no morir nunca del todo. Y estoy convencido de que la voz de Paco, por débil que suene en ocasiones, es la más joven, robusta y duradera de cuantas estamos aquí reunidas», proclamó Puig para finalizar su intervención. Y añadió: «Pasará el tiempo –pasará mucho tiempo–, y cuando nadie de nosotros esté aquí, la voz de Paco seguirá hablando a las futuras generaciones de sus pasiones y sus miedos, de sus sueños y esperanzas».

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Las imágenes del homenaje literario y musical a Francisco Brines en València Miguel Ángel Montesinos