El Festival 10 Sentidos celebra hasta el próximo 23 de mayo su décimo aniversario, bajo el lema «Fronteras», que alude a los límites territoriales, sociales o políticos e, incluso, aquellos que ha impuesto la pandemia en tiempos de confinamiento. Sin embargo, son precisamente esas fronteras las que el certamen de artes vivas pretende derribar con una veintena de propuestas multidisciplinares que llegan del territorio nacional y valenciano. La covid no ha hecho posible este año la participación presencial de obras internacionales.

Las directoras del festival, Inma García y Meritxell Barberá, presentaron ayer el certamen en el Teatre Principal, acompañadas por el director general del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos, y Laia Torrent, codirectora de la obra «No me hizo Brossa», de la compañía Cabosanroque, que estará en la sala de la calle Las Barcas hasta el próximo día 16 y que inaugura la programación escénica el festival

Las responsables del festival -que cuenta con un presupuesto de 200.000 euros (50.000 de ellos los aporta el IVC)- recordaron que «empezamos hace diez años en el Centre del Carme y desde entonces hemos incorporado sedes, colaborando con el máximo número de instituciones. Hay pocos espacios en esta ciudad donde no hayamos estado». Pero alguno les quedaba, como La Granja, que este año se incorpora a su programación.

Por su parte, Laia Torrent explicó sobre la pieza que llevan al Principal que se trata de una obra «fronteriza», entre la instalación sonora y visual, que ha estado tanto en museos como teatros. Con una capacidad para 20 espectadores, la obra parte de los primeros trabajos del poeta catalán Joan Brossa. «Nos fuimos a sus raíces, a los primeros textos, y menos conocidos», dijo. Sobre la pieza, Torrent explicó que surge de dos anécdotas que Brossa contaba de su participación en la guerra civil. Por una parte, Torrent explicó que la sensación que el poeta tuvo durante su primera noche en la contienda fue «como la de una Noche de San Juan». «Es una visión muy infantil de la guerra», dijo Torrent. Además, según añadió, Brossa contaba también que una noche, estando de guardia, alguien dijo su nombre para llamar su atención, se movió y donde estaba cayó un obús. «Él era ateo, pero alguien al llamarlo le salvó la vida», dijo la artista.

Presencia internacional, «online»

Además de la instalación de Cabosanroque, esta primera semana de programación el festival ha programado la plataforma virtual «Fronteras en movimiento», que reúne a diez festivales de danza e instituciones de todo el mundo en un escenario virtual, y que puede verse desde la web del festival; el 8 de mayo «The Dreamers», de Raquel Morón sobre los menores no acompañados, estará en el Estudio Taiat Dansa; y el 9 de mayo en Rambleta, en colaboración con Graners de Creació, tendrá lugar «Antes todo esto era campo», de David Orrico y Colectivo Nerval.