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Los expertos critican que la colección de Blasco Ibáñez se vaya de València

La Fundación Blasco pide que el legado se incorpore a la casa museo

Blasco en su villa francesa de Menton, de donde vienen los documentos. l-emv | L-EMV

Con la venta prevista para finales de este mes de decenas de textos, cartas y documentos personales de Vicente Blasco Ibáñez en una casa de subastas madrileña, València puede perder una gran oportunidad de conocer mejor la obra y personalidad de uno de sus escritores más importantes. Es lo que cree Javier Varela, profesor de la UNED, ex director del MuVIM y estudioso de la figura del autor de Cañas y Barro, para quien el precio de 20.000 euros que han puesto los actuales propietarios de ese legado «no es excesivo porque permite abrir infinidad de líneas de investigación sobre el escritor».

Varios documentos y una de las fotografías de Blasco de la colección de Noguera. Voro Contreras. València

También Ángel López, secretario de la Fundación Blasco Ibáñez, considera que «lo lógico» es que los 132 documentos privados del escritor que el coleccionista Lorenzo Noguera guardó durante 15 años en una notaría, sean adquiridos por el consistorio para depositarlos en su casa-museo. «Es un legado muy heterogéneo y, por eso mismo, sería interesante que se quedara en València».

Los expertos critican que la colección de Blasco Ibáñez se vaya de València

Tal como publicó ayer este periódico, Noguera falleció en 2019 y sus herederos tienen previsto subastar el material sobre Blasco que les legó su tío. Lo hacen, según explican, después de que ofrecieran a la concejalía de Patrimonio Cultural y a la Casa Museo del escritor la oportunidad de conocer y adquirir el legado, y que estos no mostrasen interés en él.

«Mi hermano llamó al ayuntamiento el 7 de abril y el 17 le informamos a la casa museo de que no teníamos respuesta y que el 24 nos los llevábamos a Madrid para subastar -contaba ayer Pilar Madaleno, sobrina de Noguera-. La respuesta fue que actuáramos como consideráramos conveniente».

En la colección de Lorenzo Noguera encontramos textos manuscritos y mecanografiados del escritor, las notas de una conferencia pronunciada en Estados Unidos y un boceto de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, una de sus novelas más famosas, así como varias páginas de una novela inédita cuya autoría está por determinar. También hay cartas escritas por Blasco a su segunda esposa Elena Ortúzar, y otras que recibió el autor de otros escritores como Azorín, además de mucha correspondencia referida a la traducción y publicación de sus libros en Europa y América o la gestión de sus adaptaciones al cine.

También saldrán a subasta documentos personales como la tarjeta de circulación de su Cadillac en Francia o las revisiones médicas a las que se sometió unos meses antes de su muerte en 1929, incluida una radiografía torácica. Además, hay decenas de fotos (algunas de ellas, autografiadas) y documentos remitidos tras su muerte a su segunda esposa.

Custodia

Aunque la familia desconoce cómo Noguera reunió todo este material, tanto sus herederos como los expertos que han estudiado la colección consideran que proviene de su villa en Menton (Francia) y que tras su muerte los custodió Ortúzar. «Mi tío le contó a mi madre que conoció a la que había sido esposa de Blasco y que hicieron buena amistad. Pero por las fechas, no parece que esto haya podido ser. Mi tío tenía mucha fantasía para contar las cosas, así que no sabemos cómo llegó todo este material a sus manos», explicaba ayer Madaleno.

Javier Varela sabe de la existencia de estos documentos desde hace una década, cuando era director del MuVIM y el propio Noguera se los quiso vender «a un precio que a mí entonces me resultó imposible de asumir. Pero los 20.000 euros que pide ahora la familia sí considero que se deberían valorar». Responsable de la exposición «Blasco Ibáñez y la Gran Guerra» que acogió el MuVIM y autor de Blasco Ibáñez. El último conquistador, Varela considera que el legado que sale ahora a subasta «tiene un indudable interés, sobre todo en lo que respecta a la correspondencia, de la que hay muy poca». Para el profesor, esta colección «redondea lo que ya existe y abre nuevas líneas de investigación, por eso que el ayuntamiento no muestre interés me parece un paso atrás. El problema es cuál es la función de la casa museo actual, que ni siquiera tiene digitalizado todo el material».

Ángel López, por su parte, explicaba ayer que la Fundación Blasco Ibáñez tiene conocimiento de la existencia de este fondo desde que su propietario se lo ofreció en 1996. «A principios de este año pude ver la colección y comprobé que el material es auténtico y valioso en su conjunto -relataba ayer el secretario de la entidad- . Le recomendé a la familia que se pusiera en contacto con Patrimonio Cultural para intentar llegar a algún acuerdo con la casa museo. Lo último que nos dijo la familia es que habían intentando ponerse en contacto varias veces con un asesor de la concejalía pero que no les habían devuelto las llamadas. Desgraciadamente, ha acabado en una casa subastas»

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