Preguntas sobre la vida del más allá. Un relato de pesadillas y ensoñaciones. Un trágico viaje a lo insondable del alma humana. El Rialto es el escenario, desde esta tarde al domingo, de «Vigor Mortis», una producción de la compañía valenciana OtraDanza. El espectáculo, dirigido por Asun Noales y con Rulo Pardo en la dirección escénica, está interpretado por la propia Asun junto a Carlos Fernández.

«Vigor Mortis» es la expulsión de la morada como metáfora de destierro de la propia vida. El espectáculo se construye al abrigo del carácter insólito o milagroso de lo ordinario. Se muestra en el detalle de los gestos, en la melancolía silenciosa de la mirada, en la afectiva incertidumbre de lo cotidiano.

La escritura coreográfica y el trabajo de cuerpo realizado por Noales y Fernández partió en un principio del juego, a través de improvisaciones, contando inicialmente con la asesoría del coreógrafo Gustavo Ramírez Sansano, y posteriormente fue fijándose a través de la dramaturgia de Rulo Pardo y la creación de ambos intérpretes. La participación en la dirección escénica de Pardo ha añadido teatralidad al espectáculo y una dosis de comedia y gestualidad característica de sus propios trabajos.

En «Vigor Mortis» también hay «un momento de cuestionamiento, de pensar en qué pasa con la vida cuando te haces mayor en este mundo de la danza. Hay una predilección por apostar por gente nueva y joven, y los creadores que ya tenemos más tiempo y experiencia nos quedamos atrás», reflexiona acerca de las motivaciones de este dueto, que ha pasado por muchas facetas hasta finalmente centrarse en tres ejes: la casa, los sonidos y la pareja, aunque no la pareja convencional, pues queda abierta la posibilidad de que sean hermanos, amigos, conocidos o desconocidos, moviéndose en un lugar en el que llevan años o al que a lo mejor llegaron hace un rato. Un sitio en el que están o estuvieron.