Pese a las sombras de corruptelasconflictos éticos y pese a dar premios muchas veces nada emparejados a cuestiones de calidad cinematográfica o televisiva, los Globos de Oro que entrega la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA por sus siglas en inglés) han volado durante 78 años hasta convertirse en un elemento fundamental en la industria hollywoodiense y en su temporada de galardones. El vuelo, y la fiesta, terminó, al menos de momento.

Tras los anuncios de varios estudios de que dejan de trabajar con la HFPA mientras no se reforme y las críticas de estrellas como Scarlett Johansson y Mark Ruffalo, el lunes NBC anunció que cancela la retransmisión de 2022. Si hacía falta otra señal de la crisis, Tom Cruise devolvió al grupo las tres estatuillas que le han entregado en su carrera. Los Globos pinchan y algunos sienten el soplo de aires de cambio en Hollywood.

Para entender lo sucedido hay que remontarse al 21 de febrero, cuando una semana antes de la edición de este año el 'Los Angeles Times' publicó un revelador artículo que expuso no solo esas sombras de la HFPA, que eran más que un secreto a voces, sino que subrayó otras turbias realidades. Se constató, por ejemplo, que no hay ni un miembro negro entre los 87 periodistas, pero también que el grupo pagaba generosa y potencialmente de forma ilícita a sus miembros.

Ante la tormenta hubo propósito público de enmienda en la gala y la semana pasada la mayoría de la HFPA aprobó una serie de reformas. Entre ellas está sumar al menos 20 miembros este año, “con foco específico en reclutar miembros negros”, y alcanzar un aumento del 50% en año y medio. Se dio luz verde también a contratar a asesores en materia de diversidad y a imponer la adhesión a un “nuevo código de conducta” que impediría a los periodistas, por ejemplo, aceptar reglaos promocionales.

La presión ha hecho efecto

Esos pasos dejaron fríos a muchos, especialmente al grupo Time’s Up y a una coalición de potentes agencias de publicistas que, tras años de connivencia (porque nadie esconde que ellos, como los grandes estudios y estrellas, han jugado al juego que planteaba la HFPA y los Globos), empezaron a decir basta. Y la presión ha hecho efecto.

Primero fue Netflix el que mostró su descontento con la propuesta y en una carta a la HFPA les anunciaron que “detienen cualquier actividad con su organización hasta que se realicen cambios más significativos”. Le siguió el domingo WarnerMedia, que incluye HBO, con otra misiva que informaba al grupo que cesarían ruedas de prensa e invitaciones a otros actos de la industria con sus ‘talents’ “hasta que se implementaran los cambios.

“Durante demasiado tiempo se ha hecho a nuestros equipos y otros en la industria demandas de beneficios, favores especiales y peticiones no profesionales”, escribieron los ejecutivos de Warner, que también denunciaron preguntas “racialmente insensibles, homófobas y sexistas” de los periodistas del grupo, algo que también denunció Johansson. “Lamentamos que como industria nos hemos quejado pero hemos tolerado este comportamiento hasta ahora”.

El lunes fue el turno de los estudios de Amazon y llegó también el anuncio de NBC, que paga 60 millones de dólares al grupo por los derechos de una gala que este año perdió un 62% de su audiencia. La cadena apoyó inicialmente las reformas planteadas pero entre bambalinas presionaba por más, incluyendo demandas de Time's Up como que la ampliación de miembros fuera al menos del 100% y que hubiera un calendario preciso. Y el lunes, en su anuncio de que no retransmitirá la ceremonia de 2022, fueron diplomáticos. “Seguimos creyendo que la HFPA está comprometida con una reforma significativa. Sin embargo, creemos que cambio de esta magnitud lleva tiempo y trabajo”, escribieron, mostrándose “esperanzados de estar en posición de emitir el show en enero de 2023”.