No imaginaría Brines que, sus palabras, sus frases y sus poemas iban a ser tan utilizados por sus admiradores para darle el último adiós. Ni que las redes sociales, que no empleaba, iban a ser el canal por el que sus admiradores se despedirían de él. Así fue. Políticos, escritores, artistas e instituciones recurrieron a los versos del poeta para, a través de las redes sociales, mostrarle públicamente su cariño y admiración eterna. Desde la Casa Real a Pedro Sánchez y Ximo Puig. De la presidenta del Congreso, Meritxell Batet a Pablo Casado, Yolanda Díaz y los ministros valencianos Jose Luis Ábalos y José Manuel Rodríguez Uribes.... las muestras de cariño hacia el Cervantes valenciano fueron numerosísimas. Los halagos y reconocimientos, que ya recibió en vida, aumentaron de forma exponencial, con su fallecimiento. Brines, eterno e inmortal, lo merecía.

La Real Academia Española, de la que era miembro, despidió al poeta parafraseado las palabras que él mismo le dedicó, en 1984, a Vicente Aleixandre por su fallecimiento: «Lo queríamos tanto que no se nos va a acabar nunca de morir». Un sentimiento, el de cariño y admiración, que prácticamente se repitió en todas y cada una de las condolencias.

Alianza Editorial también citó unos versos del poeta y rememoró al «eterno Brines», mientras que el Valencia CF lo reivindicó como «un valencianista universal» -su padre fue directivo en la década de los 60- y la Fundación del Toro de Lidia recordó su afición a la tauromaquia.