La poesía se construye desde la tierra, a la que vuelven los poetas para su reposo eterno. Francisco Brines fue enterrado a mediodía de ayer cuando el cielo más lloraba junto a sus padres en el parte noble del Cementerio General de València, muy cerca de su admirado Juan Gil-Albert y Lucrecia Bori, la soprano que triunfó en Nueva York. Un ilustre más en la Ruta del Silencio.

«Brines nos deja un espacio común de sentimiento y pasión por la vida» |

La familia y los miembros de la Fundación Francisco Brines fueron los últimos en dar el último adiós al único escritor valenciano galardonado con el Premio Cervantes. Por la mañana recibió un solemne homenaje en el Palau de la Generalitat, donde las autoridades, amigos, conocidos y admiradores volvieron a escuchar sus versos y verlo en una de sus últimas grabaciones.

«Brines nos deja un espacio común de sentimiento y pasión por la vida»

«Desde el sentimiento, afecto y tristeza, queremos decir que la vida es un paréntesis entre dos nadas, pero Brines no nos ha dejado la nada, sino un espacio común de amor, ternura, sentimiento y pasión por la vida», resaltó el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, por su parte, destacó que las instituciones deben reconocer «a los hombres y a las mujeres que siembran inteligencia y belleza», como hizo el autor de ‘Las brasas’.

«Brines nos deja un espacio común de sentimiento y pasión por la vida»

El féretro del poeta de l’Elca llegó pasadas las nueve de la mañana al Palau. En la puerta de la calle Cavallers le esperaban Puig, Rodríguez Uribes, el presidente de las Corts, Enric Morera, la delegada del Gobierno, Gloria Calero, el alcalde de Oliva, David González y su sobrina Mariona Brines.

«Brines nos deja un espacio común de sentimiento y pasión por la vida»

El ataúd se colocó en el centro del Pati Gòtic, mientras los rapsodas Vicent Camps y Lola Camps, recitaban versos del poeta acompañados de la música de violoncelo de Gloria Aleza y la guitarra de Miquel Pérez Perelló. Una intensa ofrenda poética que provocó emociones mientras se trasladaba el féretro al Saló Daurat donde permaneció toda la mañana.

Encima del ataúd se colocó una rosa roja traída expresamente desde l’Elca, su estilográfica y el papel donde escribió su despedida en el hospital de Gandia horas antes de morir: «Os quiero». Al lado estaba el estuche con la medalla del Premio Cervantes que le colgó Felipe VI el 12 de mayo -que no se quitó en todo el día- y la escultura acreditativa del mejor galardón de las letras hispanas.

Maestro de poesía

Uno de los primeros en entrar fue el poeta Marc Granell, quien rememoró su amistad «muy profunda» con Brines. «Para la gente de mi generación, ha sido un maestro de poesía por sus poemas, pero también un maestro de vida y de amor por la vida y por los demás», dijo.

El escritor Fernando Delgado, que ya estuvo en el homenaje íntimo de sus amigos en l’Elca evocó como «su poesía ha estado tremendamente relacionada con el mar de Oliva y de València». También pasaron por la capilla ardiente los poetas Vicente Gallego y Juan Antonio Zapater. Y sus amigos José Antonio Cañada y Esperanza Blasco, que compartieron multitud de viajes con él desde hace 20 años y que la hospitalización un día después de recibir el Cervantes impidió celebrar el encuentro que tenían previsto.

Manuel Borrás, el editor de Pre-Textos y amigo del poeta; la restauradora Pilar Roig, la actriz Rosana Pastor; y su amiga y vecina en València María José Muñoz Peirats, estuvieron varios minutos junto al poeta en el Saló Daurat.

La mayoría de miembros del Consell, el alcalde Joan Ribó, el presidente de la Diputación, Toni Gaspar y el expresidente Joan Lerma firmaron en el libro de condolencias. Al igual que muchos admiradores de Brines que pese a la lluvia se acercaron al Palau de la Generalitat para dar el último adiós al vitalista poeta.

Panteón

Tras más de tres horas en el Palau de la Generalitat, el cuerpo de Francisco Brines salió hacia el Cementerio General de València, donde en una ceremonia familiar recibió sepultura en el panteón donde están sus padres. Una singular sepultura realizada por el escultor Nassio Bayarri.

Fue el último viaje del eterno poeta mediterráneo.

homenaje póstumo. Imágenes del acto de despedida al Premio Cervantes Francisco Brines que ayer organizó el Consell en el Palau de la Generalitat. 1 El poeta Marc Granell fue uno de los primeros en pasar por la capilla ardiente instalada hasta el mediodía en el Saló Daurat.