¿Cómo es la silla Faz?
Faz es la primera colección de mobiliario exterior que diseñé para Vondom. Tanto la silla como el resto de piezas de la colección se generan a partir de superficies facetadas que con sus plegaduras crean un juego de luces y sombras que dan lugar a una pieza casi escultórica. Cuando salió la colección, yo ya llevaba tiempo investigando las formas de la cristalización de los minerales. A raíz de empezar a colaborar con Vondom, surgió la posibilidad de materializarlo gracias al polietileno y el polipropileno, materiales que permiten configurar infinidad de formas, colores y texturas. Además, es un material reciclable y capaz de soportar condiciones climáticas extremas sin restar ligereza a la pieza. La silla faz se incorporó a la colección después de haber desarrollado algunas piezas de rotomoldeo como la butaca, macetero o tumbona; y coincidió con la introducción del metal en la empresa tras tres años de investigación y trabajo de desarrollo junto al equipo de ingenieros de Vondom. Salieron dos versiones, una con patas de polipropileno y otra con patas de varillas de metal lacado, continuando así con las formas arquitectónicas del resto de la colección. El elemento de asiento-respaldo se realizó con polipropileno inyectado, lo que proporciona una sentada muy cómoda. En 2019 decidimos sacar una nueva versión con patas de madera; una reinterpretación que refuerza la inspiración de la colección en los minerales y su implicación con la naturaleza. La combinación con madera refuerza el carácter vanguardista e innovador de la colección al tiempo que la convierte en una pieza cálida y confortable perfecta para espacios interiores.

¿Qué quería transmitir con ella?
Siempre busco que un diseño tenga alma e identidad propia. Con Faz buscaba generar una geometría muy radical y contemporánea; una silla con una dimensión escultural que se relacionase con el espacio de esa forma, huyendo del mimetismo para convertirse en una pieza con mucho carácter. Por otro lado, siempre trato de hacer propuestas de mobiliario que encajen dentro del mayor número de espacios posible. Por eso me gusta trabajar con la idea de colección, generando familias de muebles y buscando soluciones para todas las necesidades que puedan surgir en un espacio exterior. En este caso, la colección Faz es una buena opción tanto para interior como para exterior.
¿En qué se inspiró para su creación?
En las formas minerales facetadas que nos encontramos en la naturaleza. Algunas de las piezas de la colección recuerdan a la figura del cuarzo cristalizado por la manera en que la luz incide en las facetas, que se desdoblan conformando diferentes volúmenes.
¿Cuánta libertad le dio el cliente para crear?
El cien por cien. Después de todos estos años, una de las cosas que creo que marcan el éxito de la colaboración con Vondom es que nos dejan total libertad para presentar propuestas. En el caso de esta silla fue amor a primera vista.
¿Por dónde empieza el trabajo en el diseño de un producto y cómo es su proceso hasta el resultado final?
Uno de los mayores retos a los que me enfrento a la hora de diseñar un nuevo producto es la necesidad de plantear una pieza que vaya a ser interesante uno o dos años después, lo que supone tener que adelantarse a las tendencias del mercado. Por ejemplo, la mayor complejidad de las piezas de inyección como la silla Faz es que, una vez está hecho el molde, es casi imposible modificarlo. Únicamente se pueden hacer pequeños ajustes en milímetros, que además son extremadamente costosos, por lo que se debe hacer un estudio preciso de muchos aspectos como el fluido del plástico o el desmoldeado. Además, junto con el equipo de ingenieros de Vondom, configuramos prototipos digitales para calcular el comportamiento del plástico y su resistencia antes de hacer el prototipo físico. Dada la complejidad del proceso, suelo tener que pensar el diseño con dos años de antelación.
¿Cuándo queda satisfecho el diseñador ante una creación?
Además de ser funcional y responder a la necesidad para la que ha sido concebida, cuando la pieza logra un equilibrio y una proporción que generan belleza y, como consecuencia, es capaz de conectar con la dimensión emocional del usuario.
¿Y cuál es la máxima satisfacción de un diseñador?
Que un diseño en el que tú has creído y por el que un industrial ha apostado, con la costosa inversión de recursos que conlleva, siga siendo actual y aceptada por el mercado años después. Personalmente siempre trato de buscar la longevidad de las piezas que diseño.
¿Qué debe tener un icono del diseño?
Para mí es que perdure en el tiempo. Como creativo, obviamente soy sensible a lo que ocurre a mi alrededor y eso influye en la creación de una pieza que nace en un momento determinado, y por lo tanto bebe de él. Pero que con el paso del tiempo siga siendo aceptada y tenga la misma fuerza que tenía el primer día significa que he alcanzado mi objetivo. Puedo estar orgulloso porque mi primera colección de mobiliario exterior sigue vendiéndose y tiene más de 25 años.
¿Qué espera de 2022 cuando València sea Capital Mundial del Diseño?
Creo que todos los que estamos en el mundo del diseño esperamos que sea un año maravilloso en el que se visibilice la ciudad y, sobre todo, el potencial de empresas y creativos valencianos vinculados al mundo del diseño. Como última consecuencia, que eso se refleje en una ciudad con mucho más diseño, más vivible, más amable y, como fin último, con mayor calidad de vida para sus ciudadanos.