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Gian Galeazzo Ganzarolli

"Pocos han entendido lo que mi madre hizo por València"

«Sus últimos años fueron los peores. La causa abierta contra ella la carcomió por dentro»

El promotor durante la entrevista con Levante-EMV.

Helga Schmidt (fallecida en septiembre de 2019) recibió ayer con el ‘Requiem’ de Verdi el homenaje del Palau de Les Arts, el teatro de ópera que ella impulsó y que dirigió hasta su destitución en 2015 por una presunta malversación. Ella murió antes de declarar pero el resto de acusados fueron absueltos. Entre el público se encontraba el promotor Gian Galeazzo Ganzarolli, hijo (y colaborador durante muchos años) de «Doña Helga» y del célebre barítono Wladimiro Ganzarolli.

¿Cómo recuerda a su madre durante los años en los que estuvo al frente de Les Arts?

El trabajo era su vida, le encantaban los desafíos y que le desafiaran. Recuerdo en 2000 cuando una delegación de 7 políticos de la Generalitat llegó a Milán donde estábamos con mi producción de ‘West Side Story’ organizada para el Teatro alla Scala. Le pidieron que se hiciera cargo de Les Arts, que en ese momento se encontraba en construcción. Ella me dijo: ¿por qué debería ir a València después de haber sido responsable de la Royal Opera House de Londres o incluso de Viena? Le dieron carta blanca para forjar el teatro tanto artísticamente, creando su propia Orquesta, como siendo superintendente para poder encontrar los patrocinadores necesarios para realizar el proyecto. Ante el reto, y con el enorme presupuesto prometido por la Generalitat, ella dijo que sí.

¿Disfrutó de este trabajo?

Cuando empezó estaba entusiasmada. Al principio tuvo que hacer un trabajo no precisamente artístico para asegurarse de que el proyecto de Calatrava no solo fuera estéticamente asombroso sino también funcional... Tuvo que resolver cientos de problemas conceptuales como el del foso de la orquesta, que una orquesta wagneriana nunca podría haber recibido, o el tamaño de los ascensores, que no podían llevar un piano de cola, o la acústica que luego se revisó para poder mantener el tipo de material de construcción deseado por Calatrava. Pero sí, le encantó su trabajo y lo que creó aquí en València.

Es recordada como una mujer muy exigente.

Muchos artículos la representaban así. Recuerdo que un día llegó a casa con una caricatura que la mostraba como un Panzer alemán disparándole a toda la gente que la rodeaba y nos reímos. Mi madre buscaba la perfección, y para llegar a ella podía trabajar más de 20 horas al día. Y a sus colaboradores les pedía algo que era normal para ella pero no para los demás... Yo trabajé con ella toda mi vida y no era fácil seguirle el ritmo, pero lo que aprendí de ella no tiene precio. Y supongo que fue lo mismo para todas las personas que durante quince años trabajaron bajo su dirección en Les Arts.

¿Qué representó su llegada para una ciudad con tan poca tradición operística como València?

Creo que pocos, a excepción de los del oficio, han entendido lo que hizo mi madre por València... Solo con dinero no se puede hacer una «catedral en el desierto», una ópera con un nivel de calidad comparable a los teatros más grandes del mundo. Necesitas una visión general y un conocimiento general del mundo del arte. Necesitas los contactos adecuados y poner a las personas clave en los lugares correctos. Y necesitas tener la confianza de artistas que acuden a un espacio desconocido y con un prestigio inferior al del mercado, porque están seguros de que la calidad que obtendrán con Helga Schmidt es la que buscan. Lamentablemente, la València de entonces -no sé cómo es ahora-, no estaba preparada para esto, quizás aún era demasiado provinciana... Y esta provincialidad le impidió dar el gran salto de calidad que habría podido tener.

Retrato de Gian Galeazzo Ganzarolli.

¿Qué herencia ha dejado en la ciudad?

Desde fuera no sé cuánto se reconoce aquí a mi madre y no sé cuál podría ser su herencia. Una vez me contó que la Generalitat quería dedicarle una plaza, así que su trabajo sí había sido reconocido… Quién sabe si será así. Esto no borraría los males que la clase política le hizo a mi madre, pero al menos mostraría su respeto y gratitud.

¿Cómo vivió sus últimos años tras su destitución y la investigación de su gestión?

Fueron los peores de su vida, el miedo a esta causa la carcomió por dentro y la enfermedad que había logrado mantener bajo control durante años la consumió. Me pidió que imprimiera el dossier de todo el proceso. Había, literalmente, 80.000 páginas de documentos que ni siquiera podía empezar a mirar.

¿Le guardaba rencor a la ciudad?

No, no tenía nada contra València pero todos sabemos que Xavier Colinas (ex trabajador de Les Arts y denunciante del presunto desfalco) no salió de la nada, más bien fue un peón utilizado para crear el «Informe Diógenes» (que relataba los hechos que fueron juzgados). Aparte de hablar constantemente de ello con mi madre, también he leído todas sus agendas con todas sus opiniones sobre los políticos y las razones por las que esto sucedió.

¿Llegó a alguna conclusión?

Tomó sus conclusiones que probablemente quería llevar al tribunal, pero no hay pruebas al respecto. Por lo tanto, son solo especulaciones.

¿Se reconocería en lo que es ahora Les Arts?

No podría responder a esta pregunta porque no he seguido nada del Palau tras la marca de Davide Livermore. Pero quisiera retomar una frase que escribió mi madre en su carta abierta tras la acción policial en su contra: «A pesar de los recortes en los presupuestos (Les Arts) mantiene una gran calidad y me siento muy orgullosa por ello. Habría deseado disfrutar de mi trabajo pero no me lo concedieron: la maldad y la mezquindad de alguien triunfaron y lograron echarme. No obstante, no conseguirán destruir mi reputación ni la extraordinaria idea de teatro que se pudo cristalizar y consolidar en el Palau de les Arts». ¿El actual Palau mantiene esta calidad? Dejo la respuesta al público. Por supuesto, este ‘Réquiem’ de Verdi tiene un elenco maravilloso y un gran director y esto me hace muy feliz.

¿Es suficiente este homenaje?

Agradezco al maestro Gatti y a todo el elenco por este homenaje. A mi madre le hubiera gustado irse de València con un saludo o un concierto dirigido por el maestro Mehta, un artista imprescindible que junto al maestro Maazel han contribuido artísticamente al éxito del Palau.

¿Qué hubiera hecho su madre si hubiese sido superintendente cuando estalló el caso de Plácido Domingo?

Probablemente hubiera esperado el resultado del procedimiento judicial antes de tomar una decisión. Cada uno debe asumir sus responsabilidades cuando realiza una acción que pueda destruir la vida de otro, como debería haber hecho Xavier Colinas. Ha habido muchos casos en los últimos años incluso fuera del mundo musical. En el caso de mi madre, la llevó a la muerte y, que yo sepa, Colinas vive feliz en Barcelona. ¿No debería responsabilizarse de sus acciones? Aunque fuera de poca utilidad ya que él era un peón para complacer las voluntades políticas. Poner un poco de orden legal en este caos sería importante, comenzando por los periodistas. Deberían ser los primeros en asumir esta responsabilidad, dejando el curso de un procedimiento legal sin crear un monstruo antes de que haya una sentencia.

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