Entre 1995 y 2010, el estudio de animación Pixar parecía el último bastión de la originalidad en un Hollywood con déficit de imaginación, abonado a la sobreexplotación de franquicias. Tampoco es que fuera inmune a la secuelitis, pero al menos si caía en ella entregaba obras maestras: véase (y revéase) ‘Toy story 2’. Las dudas llegaron con la primera secuela de ‘Cars’, aprobada básicamente por las buenas ventas de coches de juguete y ‘merchandising’ ligados a la película.

‘Monstruos University’ no era superior a ‘Monstruos, S.A.’, pero a nadie le amarga la versión Pixar de una comedia de fraternidad universitaria al estilo de ‘Desmadre a la americana’, ‘La revancha de los novatos’ o ‘Aquellas juergas universitarias’. Público y crítica respondieron bien a esta precuela en 2013, pero la secuela se ha hecho de rogar. Está en Disney+ en forma de serie sobre los mecánicos que cuidan la maquinaria de la planta de energía de Monstruópolis: la comedia laboral «Monstruos a la obra».

Los bocetos de Pixar

No se veía una serie basada en material de Pixar desde hace veintiún años, los mismos transcurridos desde el estreno de ‘Monstruos, S.A.’. La anterior fue ‘Buzz Lightyear of Star Command’, ‘spin-off’ de ‘Toy story’. Decimos «basada en material de Pixar» y no, sencillamente, «de Pixar» porque «Monstruos a la obra» ha sido desarrollada por Disney Television Animation y animada en Canadá por ICON Creative Studio (como bastantes series de Disney Junior), aunque cuenta con el favor y el apoyo de los creadores de las películas originales.

«La gente de Pixar, de hecho, nos cedió un montón de bocetos de personajes y elementos que ellos no habían usado», cuenta Bobs Gannaway, el veterano animador de Disney al frente de la serie. «En todas las producciones de Pixar y Disney se crean los mundos con todo detalle, porque queremos que resulten auténticos, a pesar de ser imaginarios. Miramos la pila de diseños y así encontramos a Duncan [uno de los mecánicos de la serie]. También algo de atrezo, como un carrito para transportar herramientas y muchas tuberías (ríe). Pero Pixar nos animó, sobre todo, a divertirnos con este mundo».

«Monstruos a la obra» lleva de vuelta a un lugar, Monstruópolis, donde muchos querían volver a pasar un rato. A ser posible, en compañía del ciclópeo Mike Wazoswki y el peludo Sulley, lo que Disney sirve en bandeja y, además, con las voces de siempre: Billy Crystal y John Goodman en la versión original; José Mota y Santiago Segura en la española. Pero más allá del puro ‘fanservice’, la serie es un intento de expandir la mitología y el dramatis personae (o ‘monstruae’). «La intención desde el principio era centrarse en nuevos personajes», dice Gannaway. «Los preexistentes son parte de este mundo y van a estar en las vidas cotidianas de los nuevos; tampoco se trataba de sacarlos fuera ni forzar su presencia. Me preocupaba que la gente solo quisiera ver a Mike y Sulley, pero hicimos pruebas al principio y el público respondía bien a los nuevos».

Vuelo cinematográfico

El protagonista es, en esta ocasión, un joven monstruo, Tylor Tuskmon (Ben Feldman, de ‘Superstore’, en la versión original), recién graduado como mejor de su clase en la universidad y decidido a ser aún mejor asustador que su ídolo Sulley. Para su desgracia, cuando llega a Monstruos, S.A. descubre que en la planta ya no se trabaja con gritos sino con risas, y que antes de ser bromista estelar debe empezar el camino desde abajo, literalmente desde abajo: trabajando en el sótano con los técnicos de mantenimiento de la planta. Ese equipo se compone de Val (Mindy Kaling en la v.o.), la risueña y conciliadora excompañera de clase de Tylor; Fritz (Henry Winkler), un jefe jovial como pocos; el más malicioso fontanero Duncan (Lucas Neff); la siempre práctica Cutter (Alana Ubach), o el misterioso Pan De Plátano, que trae pan de plátano a diario y habla con pedorretas. «Cuando vimos que esto tomaba forma de comedia coral laboral, nos dedicamos a estudiar ‘sitcoms’ clásicas, como ‘Taxi’ y ‘La chica de la tele’, o cosas más modernas como ‘The office’. Pero este planteamiento fue algo que surgió de forma orgánica y casi inesperada».

Gannaway se ha especializado en llevar personajes queridos del cine a la televisión.