Asociaciones de las artes escénicas valencianas rechazan la resolución de la orden de ayudas del Institut Valencià de Cultura (IVC), que, según aseguran, está llena de «negligencias, errores y omisiones», algo que resulta «especialmente dañino en un año tan difícil como el vivido» por la pandemia.

En un comunicado conjunto, aseguran que «llevan intentando, desde el inicio de la legislatura, reunirse con el conseller Vicent Marzà, sin éxito alguno con el objetivo de trasladarle en persona todos los problemas que están teniendo respecto a la gestión del IVC».

Aseguran que no comparten «en absoluto que la renovación de la dirección general del IVC -que ostenta Abel Guarinos- se hiciera sin ni siquiera saber la opinión de los profesionales de la cultura».

Tampoco comparten que se vaya a crear un nuevo plan estratégico para la cultura «de espaldas al sector y después de que el anterior plan estratégico quedara solo en papel mojado». Y ahora, añaden, «el malestar generalizado acumulado se convierte en indignación».

Los firmantes del comunicado son la Associació d’actors i actrius professionals valencians; la Associació de professionals de circ de la Comunitat valenciana; Associació professionals de la dansa de la Comunitat Valenciana; Associació valenciana d’empreses de dansa; Associació valenciana d’empreses de teatre i circ (Avetid); Federació espais teatrals independents; Comité Escèniques-Associació de creadores i creadors d’arts escèniques contemporànies; Associació valenciana d’escriptores i escriptors de teatre; Professionals del teatre d’Alacant y Associació de distribuïdors valencians d’arts escèniques i música.

Desde esta última entidad se ha difundido otro comunicado en el que insisten en considerar un «sinsentido» la resolución de las ayudas. Llega «tarde y mal, en un momento especialmente frágil, y sin ningún interlocutor que posibilite la comunicación», apostillan.

«Nos resulta del todo incomprensible que, a pesar de que la convocatoria se abrió hace tres meses, la comisión evaluadora tuviera que resolver durante el mes de junio, tiempo totalmente insuficiente para baremar con minuciosidad. Máxime cuando se exige a la comisión estudiar las centenares de propuestas en solo un mes, con el riesgo que esto conlleva de caer en errores, descuidos u omisiones».