¿Cómo es la etiqueta para la botella de vino Maduresa de Celler del Roure?

Rectangular, blanca, con 21 agujeros de vino en formación de racimo. Una bodega, un nombre y las cuatro cifras de la añada. Este proyecto responde a un momento clave en la reciente historia del vino, a finales de los 90 una nueva generación de enólogos y jóvenes viticultores luchan por hacerse un sitio en el mercado, sus proyectos vienen cargados de sinceridad, procesos naturales, variedades autóctonas, expresión del suelo y respeto a la tierra. Es hora de abandonar las viejas pócimas, los títulos nobiliarios, las casonas y castillos, la caligrafía medieval y los bordes enrollados de los viejos pergaminos. Maduresa forma parte fundamental de ese grito imparable que transformó la forma de entender y hacer vino en las orillas del Mediterráneo en los inicios del siglo XXI. Su gráfica pretende poner imagen a esa nueva realidad sincera, robusta, sin artificios, con el orgullo de ser hija del esfuerzo y el respeto por la tierra y la cultura.

¿En qué se inspiró para ella?

En la sabiduría del Mediterráneo, en el sueño y la pasión de Pablo Calatayud, en los paisajes de les Terres dels Alforins, recreados por Miquel Francés y en la cultura ancestral del vino.

Es aparentemente sencilla. ¿Cómo es el trabajo de deshacerse de lo superfluo para llegar a la esencia?

La sencillez existe en la verdad y a la verdad se llega a través del conocimiento de lo precedente y de la sinceridad proyectual. En mi caso, persigo constantemente la síntesis, busco aquel grafismo que recoge la esencia del encargo, que es capaz de reclamar atención y fijarse en la memoria del receptor, es cuestión de ahorro energético, nadie dispone de tiempo para aprender, ha de aprenderlo y retenerlo en fracciones de segundo, por lo tanto, a menor complejidad, mayor velocidad.

¿Qué necesita conocer del producto y de la empresa que le encarga un trabajo?

Todo lo que afecta al proyecto, objetivos, motivaciones, recursos, mercado, uso, usuario, antecedentes… El briefing es fundamental para el desarrollo de un proyecto de diseño, es como la definición de su ecosistema.

Botella de vino Maduresa.

¿En qué trabajo se siente más cómodo?

En el que parte de un buen encargo. Sin encargo no hay proyecto y sin proyecto no hay diseño. El encargo y el cliente son fundamentales, detrás de un buen diseño suele haber un buen encargo y cliente. Es prácticamente imposible realizar un buen proyecto con un mal encargo.

¿Tener un premio nacional da más libertad a la hora de crear?

En mi experiencia personal no es habitual que el cliente limite la libertad, ni siquiera es un tema que se contemple en la relación. Es el proyecto quien define las necesidades y conveniencias, lo procedente y lo inadecuado, es el proyecto y sus objetivos quienes quitan o dan la razón.

Ha creado diseños muy conocidos y reconocidos. ¿Sabe cuándo ha creado un icono?

Los iconos los fabrica la sociedad y el tiempo.

El logo de la Generalitat.

¿Qué es para usted un icono del diseño?

Aquella imagen u objeto en el que se identifica la sociedad que lo produjo, transcendiendo al tiempo.

¿Qué espera de 2022 cuando València sea capital mundial del diseño?

La Capitalidad Mundial del Diseño será sin lugar a dudas, una gran promoción para la ciudad y una oportunidad de mostrar al mundo las capacidades de nuestra sociedad como potencia del diseño. Me gustaría que fuéramos capaces de transmitir el esfuerzo, la alegría e ilusión de esta ciudad con más de 2.000 años de historia a orillas del Mediterráneo.

¿Estamos en buen momento para el diseño?

Esperemos que la notoriedad que va a adquirir el diseño en el 2022 sirva para consolidar en nuestra sociedad el buen diseño, un diseño responsable con el planeta, respetuoso con la cultura y útil para los ciudadanos.