El Mediterráneo siempre ha sido fuente de inspiración creativa. Es el caso del diseñador Ximo Roca, responsable del diseño de la vajilla Malvarossa -con diseño gráfico de Boke Bazán-, que protagoniza la lámina que Levante -EMV entrega hoy en su colección «Iconos del diseño valenciano. Del 1930 al 2022», en colaboración con València Capital Mundial del Diseño y el Arxiu Valencià del Disseny.

Según explica el propio Roca, su diseño «intemporal parte de formas clásicas contemporáneas adaptadas a las nuevas tendencias. Su trazo formal y su adaptabilidad ergonómica la convierten en una vajilla versátil, de múltiples usos dependiendo del entorno gastronómico». Y casi podemos decir que fue pionero. «En aquel momento, año 2000, la forma cuadrada de algunas de sus piezas se convirtió en su sello diferenciador», dice el diseñador valenciano.

Kokoro.

Nacida a orillas del Mediterráneo, la colección Malvarossa debe su nombre a la conocida playa «con gran tradición gastronómica», dice Roca, quien explica que el trabajo que hizo para los fabricantes de vajillas de porcelana Porvasal consistió en «dar a cada pieza una razón para cumplir su función». «Simplificar al máximo (menos es más), deshacerse de todos los elementos superfluos y reducir la idea a lo esencial. La funcionalidad prima ante todo lo demás. Centrarse en la esencia de las cosas y limitarse a lo esencial sin comprometer la funcionalidad, siempre con un estrecho contacto con la figura del restaurador y su emplatado», sostiene. «Rechazo de lo ornamental en beneficio de la pureza de la propia forma», añade.

Cocoto.

Antes de abordar un trabajo, el diseñador necesita conocer «las posibilidades industriales de nuestro cliente». «Nos implicamos, me gusta meterme literalmente en la cocina y no dudo en hacer nuestro el problema del cliente». Para él, cada encargo es diferente por lo que la labor de investigación que conlleva «te hace sentirte cómodo cuando encuentras la vía de desarrollo adecuada para el proyecto. De cada uno de ellos guardo experiencias distintas que van dando forma a mi desarrollo profesional».

Salinas.

En cuanto a la libertad en cada encargo, sostiene que «el diseño no tiene limitaciones creativas. En el fondo de los innumerables proyectos que se han desarrollado en nuestro estudio, durante los más de 30 años desde su creación, late una tensión sin resolver entre el racionalismo y el humanismo mediterráneo que les aporta brío y energía. Un equilibrio perfecto entre la fertilidad de la tierra representada por la elección y uso de los materiales y el afán por mejorar el perfil práctico de los muebles y objetos».

Para Roca no hay mejores ni peores trabajos. «Todos los proyectos que han salido de mi estudio son el resultado de un largo y gratificante camino recorrido en pro del diseño. La ilusión de los inicios, el sabor dulce de la consolidación, la plenitud de la madurez y del trabajo bien hecho. Todas estas sensaciones como diseñador se han ido reflejando en nuestro trabajo, todos los productos son un claro ejemplo de mi evolución como diseñador y como persona. Mi carrera profesional está labrada en muchos campos y disciplinas, los proyectos creados resumen los cambios en el concepto, las formas y los materiales que se han ido sucediendo a lo largo de estos años. Cuando analizo el tiempo pasado me alegro de todo lo que he andado y de la experiencia que he adquirido», reflexiona el diseñador.

Hip

Una pieza eterna

La experiencia y los aprendizajes se traducen en éxitos y esto llegan de la mano de buenos diseños, que para Roca «tienen que cumplir las expectativas que demanda el mercado y dar soluciones para mejorar el día a día del usuario». ¿Y un icono? Lo tiene claro a la hora de definirlo: «Un icono del diseño es una pieza eterna, que perdura en el tiempo por su estética, por su funcionalidad y por su estilo único», concluye.