A Chema García Ibarra le dijeron que si quería hacer cine no le quedaría más remedio que mudarse a Madrid o a Barcelona. Tenía que ir donde estaba el cine, y él lo que quería era justo lo contrario, llevarlo donde estuviera él. Así que se quedó en Elx y allí comenzó a rodar sus cortos, en su barrio, con su gente, con su pareja, Leonor Díaz, que se encarga de la dirección artística, tan característica, de su universo.

El miércoles estrenó Espíritu Sagrado, su primer largometraje, en el Festival de Locarno. Y en él demuestra que sigue siendo fiel a su universo particular, ese que comenzó a configurar en El ataque de los robots de Nebulosa 5 o lo que es lo mismo, Elx con los marcianos. Una combinación explosiva a la que el director no ha parado de sacar partido.

«A mí me gustan mucho cuatro cosas y las exploro todo el rato, no me canso, porque no se acaban. Yo cojo cuatro coordenadas y me dedico a ver todo lo que me ofrecen. No tengo ningún interés en la versatilidad», cuenta el director.

Esas cuatro coordenadas a las que se refiere se podrían resumir en una: el choque entre lo domestico y lo insondable. Ese contraste también incluye la utilización de actores no profesionales y de espacios cotidianos que cobran una dimensión de profunda extrañeza. «Quiero que en mis películas haya rostros reales, acentos, localismos, que la gente utilice sus expresiones o su propia ropa. Me gusta más una persona siendo ella misma delante de la cámara». En cuanto a las localizaciones, García Ibarra también lo tiene claro: «No me gusta nada lo cosmopolita, no me interesa, me parece aburridísimo». De nuevo, Elx.

Mezcla de géneros

A Chema le gusta mezclar todos los géneros posibles y pasarlos por el filtro de su personalidad. Espíritu sagrado es una comedia, es un drama, es un ‘thriller’ policial, es una película de ciencia ficción y es una revisión de la crónica negra mediterránea. «Cuando pones una escena chorra y después otra muy oscura, hay un momento en el que estás compartiendo ambas sensaciones, estás como en medio, riendo y al mismo tiempo traumatizado», asegura.