El nuevo disco de Rick Treffers, ‘Looking for a place to stay, es un bombón que hará las delicias de los amantes del pop brillante, hermoso y sentimental. Está escrito con esmero y viene preñado de bellas melodías agridulces. El holandés afincado desde hace años en València ha adornado con arreglos preciosistas unas canciones que ya quedaban estupendas con una sencilla guitarra, pero sin llegar a cotas barroquizantes o cercanas al soleado sunshine pop californiano.

Su sonido captura a la perfección el cambio de estación, la muerte del verano y la llegada del otoño, una época para reconectarse a la vida con energías renovadas dejando atrás lo inútil, lo inservible. Y es que el nuevo trabajo del que fuera líder de la banda Mist tiene una personalidad solemne y algo sombría. De visión retrospectiva, de reflexión sobre el paso del tiempo, de lo hecho y de lo que queda por hacer.

«Es mi disco más existencial, más maduro. No quería hablar del amor ni de relaciones fracasadas. No quiero recordar lo que tuve en mi juventud o lo que perdí en ella. En ‘Looking for a place to stay’ he querido expresar mi deseo de vivir lo que me queda de una manera intensa, pero sin el ansia del que tiene 20 años», explica Treffers. Este pensamiento queda claro en la tríada «Time is really running out», «The life I didn’t live» y «I want to live», en las que abunda el folk pop melancólico con el punto psicodélico de bandas como Love o The Soundtrack Of Our Lives en su vertiente más bucólica.

Como él mismo subraya, «el disco busca luz en la oscuridad, las melodías ayudan a que la vida avance, dejando de pensar continuamente en lo vendrá o dejará de venir» y recomienda «escuchar menos al cerebro y prestar más atención al resto de órganos, como el corazón o el estómago».

Incluso la vista, diría yo, porque después de escuchar la letanía cristalinamente pop de «Superglue» es difícil no vislumbrar una preciosa puesta de sol en Deià. O una elegante fiesta en una casa en la playa en «How the past was won», con esos coros y armonías que remiten a los Carpenters.

El disco se ha publicado a todo lujo gracias a una campaña de crowdfunding y es, según Treffers, «una metáfora sobre buscar la paz y el alivio, en la que cada canción es un ser vivo, como hijos distintos que me prestan su apoyo y su calor». Rick está devolviendo el cariño que sus admiradores le han otorgado en forma de contenidos adicionales o de una colección de postales relacionadas con las canciones. El artista incluso dará conciertos en el comedor del domicilio de sus mecenas más comprometidos. Una divertida experiencia que le llevará a València, Castelló o Grecia para establecer una conexión absoluta con su público, si la pandemia lo permite, claro.

Mientras tanto, nos queda disfrutar de un disco que gana con cada escucha y que pide mucho volumen, o bien unos auriculares, para exprimir todo el jugo a maravillas incontestables como «Relief» o esa aproximación al rock espacial y lisérgico que es «The Earth is turning round the sun».