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TEATRO CRÍTICA

El hijo

La obra El hijo, escrita por Florian Zeller, ha sido presentada en el Teatro Flumen de València con una imponente adaptación dirigida por Jose Saiz y Saga Producciones. El relato produce un estado catártico desde el primer momento al tratarse de una historia tan humana como cruel, si acaso podemos tildar así parte de las emociones humanas.

El hijo bosqueja en la atormentada existencia de un joven adolescente, Nicolás, interpretado magistralmente por Dani Saiz, también hijo de Jose Saiz en el papel de Pierre y de quien ya conocemos sobradamente su talento después de éxitos como La jaula de grillos, Bodas de sangre o Maravilloso fue volver. Si de la juventud se espera alegría, rebeldía y ganas de explorar el mundo, en este relato Nicolás vive atormentado por una absoluta apatía existencial. Produce un choque en el espectador porque esta obra es una disección de la depresión en la adolescencia, un relato cargado de intensidad y explosión emocional, posible por la imponente puesta en escena de Jose y Dani Saiz, quienes comparten escenario con María Ruiz, Juanan Lucena y Chumi.

La depresión de Nicolás bombardea sus dos familias: la del pasado y la del presente, después de que Pierre abandonara a su esposa para formar una nueva familia. El hijo retrata una realidad cotidiana pero oculta como es la depresión en la adolescencia; la vida de un chico que lo tiene todo, supuestamente, excepto las ganas de vivir. El amor, las decisiones acertadas o desafortunadas, el peso de la paternidad y el hastío existencial producen un volcán de emociones en el proyecto de vida de un chaval desorientado, desubicado, infeliz, quien, según Pierre, tiene todo un futuro por delante. Pero, ¿hay esperanza desde un joven cuerpo atrapado en la depresión?

El hijo retrata la historia de un infierno. Cabe destacar que es una narración peculiar porque el relato de las emociones se articula especialmente de varón a varón, de padre a hijo. Una obra que interpela a los hombres, a los padres, a los hijos, incluso a los que no aparecen directamente en escena, como el padre de Pierre, abuelo de Nicolás, quien tiene un peso decisivo en el modelo de paternidad normativo con el que Pierre decide romper. Una obra para pensar, para sentir, para llorar, para romperse y para (re)pensar la masculinidad clásica. Idónea para alumnado, profesorado y para cualquiera que sea hijo. O padre. O madre. En definitiva una obra maestra con la que Jose Saiz y el Teatro Flumen apuestan muy fuerte en esta nueva temporada que se presenta sublime. No se la pierdan.

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